¿Por qué un historiador tendría que leer tratados sobre vampiros?

Tratado sobre los vampiros. Ed. Reino de Cordelia.
Fuente: Amazon
Había dos cosas por las que era genial ser librero: la primera, es que abrías tú las cajas de novedades y, la segunda, el descuento más que interesante con el  que contábamos los empleados. Era genial, y así ocurría, que no había semana que no me fuera con un par de libros para casa. 

Así cayó en mis manos el Tratado sobre los vampiros de Agustín Calmet. El tal Calmet, del que no tenía ni idea de su existencia, fue un reputado erudito y biblista abad benedictino que vivió en Francia a caballo de los siglos XVI y XVII. Según la contraportada, el libro había sido clave para autores posteriores como Polidori, Le Fanu o Stoker, sin la que nunca nos habrían llenado de pesadillas nuestras noches con sus relatos sobre vampiros. 

La cuidada edición de Reino de Cordelia y el prólogo de Luis Alberto de Cuenca me decidieron a comprarlo. Esto fue hace por lo menos diez años y desde aquella ando liado con los vampiros.

El libro, evidentemente, era un divertido tratado de lo que hoy podríamos llamar creencias populares. De aquella lectura salté al Teatro Crítico Universal de Benito Jerónimo Feijoo, obra que no había leído y que Luis Alberto de Cuenca contraponía a la del abad francés. La obra de Feijoo me maravilló en su conjunto, además de responder a aquellos que creyeran en vampiros diciendo, poco menos, que "dejaran las drogas".

Salto lógico de ahí al cuento de Polidori, Carmilla de Le Fanu y, cómo no, Drácula de Stoker en una buena edición. Aún recuerdo lo que disfruté con su lectura. Desde entonces, estoy como loco por hacerme con una edición espectacular que tiene Akal, Drácula anotado. Para mí es la mejor edición que he manejado, pero es que vale un buen dinero. Lo hubiera comprado ya, pero los "malvados" de Akal tienen también las mejores ediciones de las Aventuras de Sherlock Holmes. Hablamos que cada tomo está en torno a los 60 euros y que los de Holmes son tres tomos. Por ahora quiero hacerme con éstos y luego iremos a por Drácula. ¿Alguien me los regala? Je,je,je.
Bram Stoker, creador de Drácula. Fuente: Diario presente
Os puedo asegurar que con la lectura de Drácula podríais aprender mucha historia del fascinante siglo XIX desde una óptica nunca vista. Llegas a la conclusión sobre que cada época utiliza al vampiro como espejo de sus miedos, es decir, crea su propio vampiro. Bueno, llegué a esa conclusión tras leer el fantástico artículo de Francisco Morales Lomas titulado El recurso al vampirismo en la narrativa actual: de Polidori a Stephenie Meyer : claves y fundamentos. Morales se apercibe que en el Drácula de Stoker (pp.125-127)
El vampiro asume el papel de aristócrata desclasado, caballero de otra época frente al que se va imponiendo una visión del mundo diferenciada que se construye sobre otros resortes ideológicos de los que se volverá acérrimo enemigo: el racionalismo cartesiano, el individualismo, el abandono del aristocracismo y el espíritu medieval donde fundamentos como el honor, honradez, bondad, sencillez y no contaminación social era muy apreciado […] El vampiro es un aristócrata, un conde, un lord, un príncipe… que vive aislado, ajeno a la sociedad. Por esta razón solo aparece a partir de medianoche, cuando los burgueses están dormidos, cuando la “otra” sociedad, el otro “statu quo” puede hacer su aparición. El vampiro es un ser ajeno al orden social reinante, un peligro que solo surge cuando éste se encuentra dormitando. 
Ahora decidme que hacemos nosotros con el niñato pijo reflectante de Crepúsculo. Creo que el vampiro, por ahora, se hizo del sistema o se ha domesticado. Como queráis verlo.También ando detrás de hacerme con Algo en la sangre. La biografía secreta de Bram Stoker, el hombre que escribió Drácula, donde se analiza la relación que tuvo Stoker con Oscar Wilde entre otros. ¿Qué puede salir mal? 
Bela Lugosi en el papel de...en su papel. Fuente: Vamped
El salto al cine era obvio, desde Nosferatu el vampiro ha crecido y evolucionado en las pantallas de cine. Y reitero, ved al vampiro no como un simple "personaje de miedo", sino como espejo de la sociedad a la que pretende asustar. Precisamente, preparando esta entrada me he topado con una tesis, realizada en 2015, que me he descargado de inmediato, La evolución del arquetipo del vampiro a través de las principales figuras cinematográficas y su correlación con ciertos cambios sociales, cuya autora es Claudia López Frías ¡Esto es un no parar!

¿Y qué os he querido decir con todo esto? ¿Por qué os cuento mis investigaciones personales fuera del mundo académico? Porque creo que no hay tema de investigación pequeño o ligero, que de todo se aprende, que lo que gusta es la búsqueda y poner tus nuevos conocimientos en relación con los que ya tienes, porque de ello saldrán enfoques nuevos cuanto más diferentes y variados sean nuestros intereses. ¿Habéis visto la que me he liado yo solo con el libro de Calmet? Buscad a vuestros propios vampiros.

Y ahora que lo pienso ¿Y los hombre lobo? ¡Lo dejo que me lío!

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