¿Feliz 2014? El ataque hacia la Universidad y la Cultura: primeras voces de alarma.

Hola a todos:

Oficialmente acabaron las fiestas, y digo oficialmente porque muchos hemos seguido trabajando en un intento de no acabar cual Felipe II ahogado en papeles. Eso sí, he podido "distraer" algunos minutos para darle vueltas a algunos temas que me ocupan y preocupan. 

El primero es la falta de interés y valoración de nuestro trabajo como humanistas. Constato este indiscutible hecho a pesar de lo mucho y bueno que se publica y hace y no termino de entender muy bien por qué ocurre. Con el argumento de la crisis, el mundo de la cultura está siendo barrido sin piedad

Y esto no sólo ocurre en España, sino en todas partes pues vivimos en un mundo globalizado. Muchas son las voces que empiezan a dar la voz de alarma sobre ello, la última la del italiano Nuccio Ordine con su libro La inutilidad de lo inutil, del que se habla en este vídeo del programa Página 2.


En España no han faltado voces en la misma dirección como la de Jordi Llovet con su libro Adios a la Universidad: el eclipse de las Humanidades. La LOMCE, aunque ni mucho menos sólo ella, ahonda aún más en este aspecto como ya reflejamos en esta entrada. Y atentos porque con ella también se pretende modificar el acceso a la función pública docente.

Tendremos que estar al tanto de lo que ocurra al final, pero lo que no es de recibo es que sea imposible que una ley educativa tenga una vida tan breve como las que nos han precedido, y nazca sin el consenso necesario de nuestros políticos. Y esta no parece que dure más que el propio gobierno actual. Resultado: nuestros estudiantes viven las consecuencias de las esquizofrenias y cainísmo de sus mayores, lo cual, ¡cuando menos!, no es de recibo. 

Tampoco debemos olvidar a los muchos y esforzados opositores que desde hace años se mueven entre la indefinición y la perplejidad. ¿Qué estudian?¿Cuáles son los criterios? Especialmente preocupante me parece que incluso se esté hablando de la desfuncionarización docente, como leí en un artículo titulado ¿Quién debe ser funcionario?
En la parte universitaria, la desfuncionarización docente es una reclamación continúa desde muchos sectores. La comisión de expertos que, por encargo del ministro José Ignacio Wert, redactaron recomendaciones para la reforma universitaria, propusieron en febrero una doble vía de acceso: una para funcionarios y otra para contratados indefinidos, lo que permitiría “proporcionar” una transición hacia una “desfuncionarización”. Dos de los expertos, los profesores de Derecho Óscar Alzaga y Mariola Urrea, sin embargo, emitieron un voto particular en contra: hablaban de “un riesgo para la plena independencia investigadora” de los profesores contratados, pues las figuras de funcionarios son “la garantía constitucional que comporta la libertad de cátedra”.
Cuidado, cuidado con esto que estamos abriendo una puerta más que evidente a la politización (aún más) de la educación. Bajo argumentos de profesionalización se esconde el riesgo de que con cada cambio de gobierno asistamos a un baile de docentes, ineptos o no, pero sí adeptos a unos u otros partidos. El actual sistema tiene evidentes fallos, pero que no deben ocultar sus beneficios. Y es que con esto de la reforma universitaria ocurre como con la iglesia pretridentina, todos sabemos que hay que cambiarla pero nadie sabe muy bien cómo.

Y esto es lo que nos espera en el 2014, lectores míos: incomprensión, falta de objetivos claros y crisis, mucha crisis, no sólo económica. Me agrada que empecemos a oír voces que alerten e indaguen sobre ello. Empiezo a percibir ciertos aires de lucha por nuestra disciplina, de orgullo herido cansado de tanto ataque sin sentido. Para muestra un botón lo que he leído hoy en el Facebook del Catedrático Julián Casanova;
Historiadores, novelistas, escritores
Tu libro se lee como una novela. Y detrás del elogio suele haber una idea muy compartida: los historiadores no escriben bien, al contrario que los novelistas, que son los verdaderos creadores de historias. 
La cosa va más allá. Hay historiadores que dedican una vida entera a un tema, investigan, bucean los archivos hasta el fondo más profundo, y sus libros no tienen ninguna repercusión. Pero, más tarde, coge ese tema un periodista (eso suele pasar a menudo), o un “escritor” listo (adivinen nombres) y, sin haberlo trabajado nunca desde las fuentes, sólo con el material proporcionado por otros, logran éxito (de público, y de crítica, que siempre hay amigos: ¡“qué bien escribe”!)
Es verdad que los historiadores (y se puede aplicar lo mismo a filósofos o científicos sociales en general) hemos dejado muchas veces de lado el gusto por el cuidado formal, por la elegancia narrativa, por poner nuestros conocimientos en una prosa accesible, demasiado preocupados por darle a nuestro material contenido relevante (científico). Pero el problema no es sólo ese. La gente, y los medios de comunicación, creen que tenemos que escribir historias “populares”, de esas que interesan a los espectadores de televisión, a los oyentes de las radios, de esas que ahora escriben muchos porque todos quieren ser escritores. ¡Como si la popularidad dependiera de la calidad narrativa!
Y lo mismo puede aplicarse a la mayoría de libreros. Cuando les piden que recomienden libros, raramente hablan de un libro de historia (otra cosa es la llamada novela histórica). Prefieren cualquier novela, si es de un amigo mejor.
Y así hemos llegado este punto, donde todas las caras televisivas que se precien tienen que escribir libros, aunque no hayan leído uno en su vida (¿se puede escribir sin leer?); donde la gente, comenzando por los más jóvenes, se muestra incapaz de concentrarse en una lectura que ofrezca algo más que una narración fácil. Cuando se trata de libros de historia, los periodistas quieren un titular, para no tener que leerlo. Después queda muy bien citar a Marcel Proust y los siete tomos de À la recherche du temps perdu.
Fiesta. Buen día para leer.
Este va a ser nuestro espíritu para el 2014 en Licencia Histórica: luchar desde nuestra humilde atalaya por y para ofrecer cuanto podamos y sepamos para ser mejores profesionales de la Historia. Más recursos, más noticias y más profesionalidad, que al menos por nosotros no quede. 

Leí en la contraportada de un disco de Loquillo una frase que realmente no sé si es suya pero que me gustó mucho: Perdidos pero no olvidados, desde el oscuro corazón de un sueño. El nuestro, ser historiadores. A por ello y próspero 2014

Comentarios

  1. Hola, acabo de entrar en este blog y me parece muy interesante y un gran trabajo la gran cantidad de información que aportáis para los que tenemos dudas en esto de la Historia.
    Estoy en 1º de Bachiller y tengo pensado hacer historia para ser investigador de historia antigua, mi pregunta es:
    ¿Dónde hago el grado de Historia? Vivo en Torrox (Málaga) y querría saber la mejor Universidad donde hacer este grado, GRACIAS

    ResponderEliminar
  2. Hola Enrike. La Universidad de Sevilla tiene bastante prestigio y no la tienes lejos. La UAB, la Complutense...hay muchas. Lo importante por ahora es que te centres en el bachillerato y en el inglés.

    Mucha suerte y gracias por leernos.

    ResponderEliminar
  3. Parece un grandísimo descubrimiento "la inutilidad de lo inútil", pero tiene un inconveniente insalvable: sólo es posible para los ricos. En este sentido he incluido a Nuccio Ordine en la categoría que ahora mismo hay para Tomás Moro (Utopía) o Campanella (La ciudad del sol). Aún así Ordine me produce peores sensaciones que Moro o Campanella. Aquellos establecieron las características que debía tener una sociedad ideal en el futuro, en tanto que Ordine carga la culpa de no haber logrado todavía "la inutilidad de lo inútil" sobre los lectores/escuchantes de su "Manifiesto" o de sus conferencias.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Rogamos que se respeten las reglas gramaticales y ortográficas en los comentarios.

Las faltas de respeto, la publicidad, spam, o cualquier otro comportamiento inadecuado implicarán la eliminación del comentario de manera taxativa.

Entradas populares