Algunas reflexiones sobre la enseñanza de la Historia II

 Hola a todos:

Hace poco más de un año lanzamos la entrada "Algunas reflexiones sobre la enseñanza de la Historia I" con la promesa de continuar. Con más retraso del esperado aquí estamos para ello. Como decía en la entrada de presentación este año sería de reflexión y a esto me refería. Continuamos pues, con el análisis del artículo de Joaquim Prats Cuevas titulado Retos y dificultades para la enseñanza de la historia.  

Como veréis esto la docencia de la Historia sí que es una aventura y no las de "Indi"Fuente: El blog de Randy.

El artículo continúa analizando las dificultades generales en la enseñanza de la historia y comienza fuerte y de manera obvia diciendo que la historia es por su propia naturaleza una ciencia que supone un conocimiento, análisis y explicación de un todo social pasado. Este conocimiento es complejo y dinámico en el que todos los fenómenos están entrelazados dialécticamente y para todo ello es necesario el uso del pensamiento abstracto formal

En el improbable caso de que algún alumno de bachillerato nos esté leyendo, a lo mejor está muerto de miedo por lo anteriormente expuesto. Todos tranquilos, esto se cumpliría solamente en un mundo ideal. Desgraciadamente en bachillerato, como en primaria, el "hincar codos" sigue funcionando en muchos casos. Vamos, que puedes aprobar un tema sin tener ni pajolera idea del resto del temario. Solucionar esto es casi imposible con los horarios y materiales a los que han de ceñirse los docentes. 

La siguiente dificultad es materialmente insalvable, salvo que tengáis algún DeLorean preparado por el Doc de Regreso al futuro. No podemos reproducir hechos concretos ni ofrecer "entrevistas exclusivas" con Carlos V, por lo que nos vemos obligados a acudir a restos arqueológicos, documentos u obras de arte. Esto conllevaría. como mínimo, una alta comprensión lectora y un cierto grado de especialización en materias auxiliares. Dado el tiempo que se tiene y el ratio de alumnos -ya con la Covid, la fiesta es completa- es casi imposible crear unidades didácticas aceptables, adaptadas a distintos niveles y edades. Solución que a casi nadie gusta, pero es lo que hay: apuntes y clases magistrales.

La tercera y última dificultad general es que ni los historiadores nos ponemos de acuerdo en la definición y caracterización de la historia como ciencia social. Algunos incluso niegan que sea tal ciencia; charco que lo único que hace es enfangar y poco positivo aporta al debate de la enseñanza de la historia. 

Y de las dificultades generales pasemos a las específicas. La primera que apunta Prats es el presentismo terminológico. Esto es fácil de entender: nuestros alumnos tienen, por ejemplo, de la iglesia o la monarquía una idea muy distinta de lo que eran realmente estas dos instituciones en la Edad Media o Moderna. Cuando damos clase deberemos hacer un esfuerzo para que nuestros alumnos perciban las enormes diferencias, y no dar por supuesto que ellos lo saben. 

Sin dejar la terminología, otra cosa que deberemos trabajar en clase es que nuestros alumnos aprendan a manejar conceptos propios de nuestra disciplina. Sirva de ejemplo el término "feudalismo", concepto mucho más complejo de lo que pudiera parecer en un principio. La cuestión no es en absoluto fácil teniendo en cuenta que, como relata Prats, los términos tienen varias dimensiones. 

  • Dimensión intensiva: describe una realidad en toda su profundidad.
  • Dimensión extensiva en cuanto que, con variantes, ofrecen caracterizaciones que son constantes en los procesos históricos.
  • Dimensión temporal en la medida que varían en función del tiempo histórico en que se producen.
  • Dimensión relacional dado que solo se explican en relación a otras realidades. 
Imagen sacada de un artículo titulado ¿Por qué es importante enseñar la historia con un enfoque crítico y de procesos sociales? de Miguel Macías del que recomendamos su lectura.

Personalmente esto me parece muy difícil de aplicar en una acción pedagógica, incluso en condiciones optimas, con alumnos de secundaria. Si ya esto me parece complejo, la siguiente dificultad que nos plantea Prats no le va a la zaga. Resumiendo mucho, es la necesidad de distinguir entre tiempo cronológico y tiempo histórico. Y si ya metemos conceptos como recuerdo o tiempo social ya la liamos parda. Y esto no solo se consigue con madurez pues ella misma,  sin instrucción , no lleva al alumno a un conocimiento claro de ello. Me pregunto si muchos adultos serían capaces de apercibirse de todos estos matices. 

Pues vamos, de la mano de Prats, a otro magnífico charco como lo es la causalidad y la multicausalidad en las explicaciones históricas. Mucho me temo que esto de confundir causas y motivos no es cosa solo de la historia y de gente joven; es un problema que detecto cuando la gente se enfrenta a cualquier problema, histórico o no. Buscamos una causa y una consecuencia y somos incapaces de acometer una visión más compleja, multicausal, sobre cualquier cuestión. 

Por lo anteriormente expuesto muchos pretenden dejar de lado una historia explicativa, ciertamente llena de dificultades y compleja, por una historia descriptiva y lineal de los hechos; y ya si es (esto es cosa mía) a mayor gloria nacional (o denuesto, dada nuestra idiosincrasia patria), mejor que mejor. Aviso, esto ocurre aquí y en cualquier país de nuestro entorno. Percibo, y por tanto es una mera apreciación personal, que mientras que el personal docente en su mayoría intenta optar por una historia explicativa, nuestras consejerías optan más por el modelo descriptivo. 

Última dificultad de la que nos avisa Prats: seguimos con un nivel ínfimo -es el que tienen nuestros alumnos, y tampoco os hagáis muchas ilusiones con los adultos- con todo lo relacionado con la localización espacial e identificación de espacios histórico-culturales. Dicho a las claras , los conocimientos de geografía de los alumnos dejan mucho que desear. Poca y cercana en el mejor de los casos. Además se confunden unidades territoriales presentes y pasadas. Para ellos, Italia siempre ha sido como ahora; ni hablar del ejemplo de España, para no meterme en charcos innecesarios. Y todo ello con una visión eurocentrista que tanto profesores como alumnos compartimos en muchos casos. 

Por supuesto esto no es algo a solucionar en un curso, sino a lo largo de toda la secundaria. Ahora mismo estoy seguro que muchos profesores se estarán riendo a carcajadas con todo esto, pensando en los enormes ratios de alumnos que manejan, el escaso material con el que cuentan y sus horas menguantes con cada nueva ley de educación. Y si los de Historia ya lo tienen difícil, no digamos nada del resto de Humanidades. Un desastre sin paliativos. Mientras que no solucionemos esto será muy difícil acercarnos a una educación de calidad. 

Un saludo a todos.

Comentarios

Entradas populares