Magna Charta Huminatatum (Carta Magna de las Humanidades)


Autora: Sofía Barrios

El mundo en el que vivimos, lleno de avances tecnológicos, a menudo muestra desprecio hacia las Humanidades, que quedan relegadas y menospreciadas en favor de ciencias más “útiles”. Esto no es ni sorprendente ni nuevo, pero sí trágico. Los que nos dedicamos a las Humanidades, en mi caso, a la Historia y a la Historia del Arte, nos encontramos en situaciones en las que tenemos que explicar “para qué sirve” o “qué valor tiene” eso que hacemos. Es por ello que hoy vengo a hablaros de una iniciativa universitaria que surge como reacción a esto: la Magna Charta Humanitatum, es decir, la Carta Magna de las Humanidades, cuyo objetivo es reivindicar la importancia de las Humanidades y su importancia en nuestra sociedad.

La idea de esta reivindicación nació en uno de los centros de saber más importantes de nuestro país, así como uno de los más antiguos del mundo, la Universidad de Salamanca, con motivo de su octavo centenario. Pero, ¿qué es lo que busca? Muy sencillo, afianzar la posición de las Humanidades en las Universidades, reivindicar su valor, recordar su existencia y valía, para asegurar que nunca serán olvidadas ni relegadas por completo.
El objetivo principal de la Carta Magna de las Humanidades es servir como una oportunidad para renovar el compromiso universitario con la rica herencia humanística que atesora y como punto y final para los debates estériles en torno a su atractivo, su inactualidad, su rentabilidad o su inutilidad.
A través de sus cuatro puntos fundamentales, la Carta defiende la posición de las Humanidades en los estudios universitarios, así como su difusión a través de los nuevos espacios que las tecnologías están creando. Unos espacios que, en muchas ocasiones, los humanistas tienen reparos en llenar, pero que deben hacer suyos como cualquier otra disciplina. Por otro lado, defiende la interrelación de las Humanidades con otras ciencias y saberes y que la enseñanza de las Humanidades esté siempre presente en todos los estudios universitarios.

Uno de los problemas que la sociedad se encuentra hoy en día es la radical separación de disciplinas en los planes de estudios, cuando a la hora de la verdad, esta separación no es real. Por ello, la Carta también pide la “reunificación de los saberes y prácticas así como las relaciones de transversalidad entre ellos frente a la fragmentación administrativa”.

El estudio de las Humanidades es, en definitiva, el estudio del ser humano desde todos los puntos de vista posibles: sus hechos, su pensamiento, su moral, sus obras… Ignorar ese aspecto humano, en las ciencias, ingenierías o tecnologías, es un error en el que no se debe caer, y por el que lucha por corregir esta gran iniciativa.
Los firmantes son, en su gran mayoría, autoridades académicas de las distintas facultades de Humanidades, debido a que la iniciativa surgió en el seno académico. Sin embargo, es una carta abierta en la que “todo tipo de defensores de las Humanidades de reconocido prestigio puedan adherirse a ella como firmantes”. Es importante mencionar que la carta ha llegado a grandes universidades de prestigio mundial, que han querido sumarse a esta causa, como la Universidad de Harvard, Princeton o la Sorbona, así como, naturalmente, la inmensa mayoría de las universidades nacionales.

Sería bueno que ideas como estas tuvieran más difusión, ya que no es un problema solamente académico, sino también social. La humanidad necesita, de vez en cuando, pequeños toques de atención para que no se olvide la importancia que tienen las Humanidades, ya que son, al fin y al cabo, las disciplinas que nos hacen humanos. 

Enlace completo a la Carta aquí.

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