Visitando al vasallo y al señor

Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al vasallo y deja al señor
Canción medieval de origen francés

Pila bautismal de la iglesia 
parroquial de Muros.
Hola a todos. Este año las vacaciones han transcurrido dentro de las fronteras españolas, pero, como habitualmente, buscando temperaturas compatibles con la vida humana, lo cual nos lleva, una vez más, a buscar el hogar de Bóreas. Esta vez, tras unos días disfrutando la Semana Grande de San Sebastián (con degustación nocturna de helados incluida), los pasos nos han llevado por el Camino del Norte entre la bella Easo y el fin del mundo. No, no ha sido andando, sino en autobús, con paradas en Asturias, Santiago de Compostela y la Costa da Morte, y con alevosas intenciones gastronómico – culturales, más que que espiritual – renovadoras. En todo caso, sea cual sea nuestra motivación, estas tierras jamás defraudan.

El origen de la coplilla que da título a esta entrada es la importancia de las reliquias situadas en la Cámara Santa de la catedral carbayona; en los tiempos en los que los reinos cristianos no habían asegurado los territorios por los que discurre el Camino Francés, es decir, el principal de la ruta jacobea, los peregrinos viajaban siguiendo el camino llamado original, del norte o de la costa, con el mar Cantábrico a la vista en casi todo su recorrido. Oviedo y sus reliquias eran un punto clave en su discurrir; el cementerio de peregrinos situado en la catedral asturiana así lo atestigua. En algunas épocas llegó a considerarse más importante el paso por la catedral de San Salvador de Oviedo que por la de Santiago, lo cual justifica el dicho. Cabe destacar, por cierto, la presencia del pañolón, que forma pareja con la Sábana Santa de Turín. Sean lo que sean ambos elementos, forman parte de un único conjunto.

Puente "romano" de Cangas de Onís.
La cruz es una reproducción de la Cruz de la Victoria que se
guarda en la Cámara Santa de Oviedo.
Visita obligada en estas tierras es también Covadonga, algo desviados de la costa; aunque un servidor tiene fotos en este lugar con apenas unas semanas de vida, nunca sobra volver por aquí, sobre todo en la compañía adecuada. El mito fundacional del reino de Asturias, y por extensión, de la España cristiana, se enmarca en un paisaje espectacular, lo cual influye sin duda en excitar la imaginación. A poco que pensemos, es insostenible la presencia de un gigantesco ejército musulmán acampado frente a la cueva, y menos pertrechado con máquinas de guerra; en todo caso, la imagen de la figura legendaria (remárquese legendaria) de Pelayo enarbolando la Cruz de la Victoria, rodeada de un puñado de, valga la redundancia, tenaces astures, una presunta intervención de la Santina y la presencia de un hasta ese momento invencible ejército de infieles batiéndose en retirada constituye nuestro Camelot particular. En las cumbres que rodean la cueva podremos, además, disfrutar de los preciosos lagos Enol y Ercina, visitados regularmente por la vuelta ciclista (yo personalmente según viera la recta de la Huesera me lo pensaba 2 o 3 veces). Una vez se descienda, lo suyo es ir al valle próximo, donde se sitúa Cangas de Onís; sede de la primera corte asturiana, su puente medieval es un imán irresistible para las cámaras de fotos.

Reflejo en el lago Enol 
(montaña de Covadonga)
En todo caso, recordemos que el destino final de la ruta, aunque uno visitase al señor, era, realmente, el fin del mundo, mucho antes incluso de la supuesta aparición de la tumba del apóstol. Como gran hito previo a ese finis terrae, surge Santiago de Compostela; bien sea el Campus Stellae o la Bene Composita, rezuma encanto… y todo sea dicho, al fin conseguí verlo con lluvia (creo que he batido algún tipo de record). Es obligada la visita a la catedral (pese a que actualmente el magistral Pórtico de la Gloria está en restauración) y muy, muy recomendables las visitas guiadas que ofrecen a las cubiertas y las excavaciones de la misma. En el primer caso veremos la ciudad con otros ojos, y en el segundo los restos de las anteriores basílicas, y diversos enterramientos de distinta antigüedad; abstenerse claustrofóbicos o gente muy alta en el segundo caso, por otra parte. En cuanto al Códice Calixtino, por cierto, ya se puede visitar en la catedral, tras la recuperación del mismo.

Ciudad de la Cultura de Galicia, 
a las afueras de Santiago
En torno a la plaza del Obradoiro podemos seguir admirando sitios como el Hospital de los Reyes Católicos (actual parador), con una portada auténticamente espectacular, y los cuatro claustros (uno dedicado a cada evangelista); no se pierdan, por favor, las gárgolas (una de mis debilidades). Enfrente de la catedral se sitúa el pazo de Raxoi (presidencia de la junta de Galicia), y cerrando el conjunto, se sitúa el colegio de San Jerónimo y su bonita portada; justo detrás se sitúa Fonseca (que ya no está triste ni sola). Continuando por ahí se encuentra la rua do Franco, donde se puede intentar la proeza de hacer el Paris – Dakar, pero nos meterán una bonita clavada si nos descuidamos. En todo caso, en la ciudad hay más cosas que visitar, como el convento de San Francisco, la alameda y, a las afueras, la aun inconclusa Ciudad de la Cultura de Galicia; si bien arquitectónicamente impresionante, aun no se sabe exactamente el uso que se le dará y si el gasto está justificado.

Gárgola en el Hostal de
los Reyes Católicos
Finisterre. Aunque la cruz
realmente mira hacia el sur...
Y como veníamos diciendo, para ir de una punta a otra de la costa norte, es preciso llegar a Finisterre. El antiguo fin del mundo se sitúa en una bonita zona dominada por el monte Pindo (el Olimpo celta) llena de pueblos marineros donde aparecen pequeñas joyas, como la iglesia parroquial de Muros, cuya pila bautismal encierra a una serpiente marina, dando un gran simbolismo de reminiscencias paganas a la misma. En Muxía se sitúa la iglesia de la Virgen de la Barca; si bien el templo en sí es interesante, la magia del lugar está realmente en las rocas a orillas del mar: cristianización de un culto anterior, supuestamente algunas de ellas formaron la barca en la que la Virgen llegó a dar ánimos a Santiago. En la colina próxima, un monumento que representa una herida nos recuerda que aquella fue la zona cero de la catástrofe del Prestige. También en la zona se pueden ver multitud de hórreos, como el de Carnota (mal llamados así, por otra parte, al ser término aplicado al tipo asturiano; el nombre local en Galicia varía mucho según zonas: cabazo, piorno, orno, etc.), y visitar sitios como la desembocadura del Ézaro, único río de Europa que desemboca al mar en una cascada (fervenza, en gallego) que no pudimos ver por los preparativos para la llegada de la vuelta ciclista. Y desde el cabo de Finisterre, si bien realmente no es el punto más occidental de Europa, podemos echar a volar la mirada hasta el infinito, e imaginar la gigantesca cascada en la que concluía el mundo, y en cuyas inmediaciones moraban los más temibles animales. No puede uno dejar de meditar sobre lo que debían pensar los antiguos caminantes en ese punto, y lo que debía sentirse llegados a allí, a punto de iniciar un camino de regreso al hogar tan largo y peligroso como el de ida.

Elaboración de la queimada que degustamos.
Aire, fuego, tierra y agua se alían para nosotros.
Expoliada una ría de vieiras, berberechos, mejillones, navajas, etc., y bien limpios los riñones a base de buena sidra, antes de abandonar las tierras de xanas, meigas, trasgos, cuélebres y la Santa Compaña (demostración de que el buen rey Ramiro I no logró acabar con los "magos" de su reino), nada mejor que protegerse contra maleficios con una queimada en buena compañía. Si bien el conocido esconxuro es de tiempos muy recientes, su inspiración se hunde en un mundo mágico y antiguo, profundamente pagano, que forma parte de nuestro imaginario colectivo y del sustrato de nuestra cultura.

Se acaba el verano y con él las vacaciones; pero, por suerte, el invierno se acerca. Entretanto, disfruten de los colores del otoño, y de las entradas que colgaremos en este blog: tenemos preparadas cosas que seguro serán de su agrado.

Cuídense.

PD. Las fotografías adjuntas han sido realizadas por nosotros, con lo que no están sujetas a derechos ajenos a Licencia Histórica.

PD2: no puedo resistirme a incluir este enlace al blog de Pepe Monteserín, muy al pelo...

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