Visitando al vasallo y al señor
Quien va a
Santiago y no al Salvador, visita al vasallo y deja al señor
Hola
a todos. Este año las vacaciones han transcurrido dentro de las fronteras
españolas, pero, como habitualmente, buscando temperaturas compatibles con la
vida humana, lo cual nos lleva, una vez más, a buscar el hogar de Bóreas.
Esta vez, tras unos días disfrutando la Semana Grande de San Sebastián (con
degustación nocturna de helados incluida), los pasos nos han llevado por el Camino del Norte entre
la
bella Easo y el fin del mundo. No, no ha sido andando, sino en
autobús, con paradas en Asturias, Santiago de Compostela y la Costa da Morte, y con alevosas
intenciones gastronómico – culturales, más que que espiritual – renovadoras. En
todo caso, sea cual sea nuestra motivación, estas tierras jamás defraudan.
Visita
obligada en estas tierras es también Covadonga,
algo desviados de la costa; aunque un servidor tiene fotos en este lugar con
apenas unas semanas de vida, nunca sobra volver por aquí, sobre todo en la
compañía adecuada. El mito
fundacional del reino de Asturias, y por extensión, de
la España cristiana, se enmarca en un paisaje espectacular, lo cual influye sin
duda en excitar la imaginación. A poco que pensemos, es insostenible la
presencia de un gigantesco ejército musulmán acampado frente a la cueva, y
menos pertrechado con máquinas de guerra; en todo caso, la imagen de la figura
legendaria (remárquese legendaria) de Pelayo enarbolando la Cruz
de la Victoria, rodeada de un puñado de, valga la
redundancia, tenaces astures, una presunta intervención de la Santina y la
presencia de un hasta ese momento invencible ejército de infieles batiéndose en
retirada constituye nuestro Camelot
particular. En las cumbres que rodean la cueva podremos, además, disfrutar de
los preciosos lagos
Enol y Ercina, visitados regularmente por la vuelta
ciclista (yo personalmente según viera la recta de la Huesera me lo pensaba 2 o
3 veces). Una vez se descienda, lo suyo es ir al valle próximo, donde se sitúa
Cangas de Onís; sede de la primera corte asturiana, su puente medieval es un
imán irresistible para las cámaras de fotos.
En
todo caso, recordemos que el destino final de la ruta, aunque uno visitase al
señor, era, realmente, el fin del mundo, mucho antes incluso de la supuesta
aparición de la tumba del apóstol. Como gran hito previo a ese finis terrae, surge Santiago
de Compostela; bien sea el Campus Stellae o la Bene
Composita, rezuma encanto… y todo sea dicho, al fin conseguí verlo con
lluvia (creo que he batido algún tipo de record). Es obligada la visita a la
catedral (pese a que actualmente el magistral Pórtico
de la Gloria está en restauración) y muy, muy
recomendables las visitas guiadas que ofrecen a las cubiertas y las
excavaciones de la misma. En el primer caso veremos la ciudad con otros ojos, y
en el segundo los restos de las anteriores basílicas, y diversos enterramientos
de distinta antigüedad; abstenerse claustrofóbicos o gente muy alta en el
segundo caso, por otra parte. En cuanto al Códice Calixtino,
por cierto, ya se puede visitar en la catedral, tras la recuperación del mismo.
En
torno a la plaza del Obradoiro podemos seguir admirando sitios como el Hospital
de los Reyes Católicos (actual parador), con una portada auténticamente espectacular, y los cuatro claustros (uno dedicado a cada evangelista); no se
pierdan, por favor, las gárgolas (una de mis debilidades). Enfrente de la
catedral se sitúa el pazo
de Raxoi (presidencia de la junta de Galicia), y
cerrando el conjunto, se sitúa el colegio
de San Jerónimo y su bonita portada; justo detrás se sitúa Fonseca
(que ya no está triste ni sola). Continuando por ahí se encuentra la rua do Franco, donde se puede intentar
la proeza de hacer el Paris
– Dakar, pero nos meterán una bonita clavada si nos descuidamos.
En todo caso, en la ciudad hay más cosas que visitar, como el convento
de San Francisco, la alameda y,
a las afueras, la aun inconclusa Ciudad
de la Cultura de Galicia; si bien arquitectónicamente
impresionante, aun no se sabe exactamente el uso que se le dará y si el gasto
está justificado.
Y
como veníamos diciendo, para ir de una punta a otra de la costa norte, es
preciso llegar a Finisterre. El
antiguo fin del mundo se sitúa en una bonita zona dominada por el monte
Pindo (el Olimpo celta) llena de pueblos marineros donde
aparecen pequeñas joyas, como la iglesia parroquial de Muros,
cuya pila bautismal encierra a una serpiente marina, dando un gran simbolismo
de reminiscencias paganas a la misma. En Muxía se
sitúa la iglesia de la Virgen
de la Barca; si bien el templo en sí es interesante, la
magia del lugar está realmente en las rocas a orillas del mar: cristianización
de un culto anterior, supuestamente algunas de ellas formaron la barca en la
que la Virgen llegó a dar ánimos a Santiago. En la colina próxima, un monumento
que representa una herida nos recuerda que aquella fue la zona cero de la
catástrofe del Prestige.
También en la zona se pueden ver multitud de hórreos,
como el de Carnota
(mal llamados así, por otra parte, al ser término aplicado al tipo asturiano;
el nombre local en Galicia varía mucho según zonas: cabazo, piorno, orno, etc.), y visitar sitios como la
desembocadura del Ézaro, único
río de Europa que desemboca al mar en una cascada (fervenza, en gallego) que no pudimos ver por los preparativos para
la llegada de la vuelta ciclista. Y desde el cabo de Finisterre, si bien
realmente no es el punto
más occidental de Europa, podemos echar a volar la mirada hasta
el infinito, e imaginar la gigantesca cascada en la que concluía el mundo, y en cuyas
inmediaciones moraban los más temibles animales. No puede uno dejar de meditar
sobre lo que debían pensar los antiguos caminantes en ese punto, y lo que debía
sentirse llegados a allí, a punto de iniciar un camino de regreso al hogar tan
largo y peligroso como el de ida.
Expoliada
una ría de vieiras, berberechos, mejillones, navajas, etc., y bien limpios los
riñones a base de buena sidra, antes de abandonar las tierras de xanas, meigas, trasgos, cuélebres y
la Santa Compaña (demostración de que el buen rey Ramiro I no logró acabar con los "magos" de su reino), nada mejor que protegerse contra maleficios con una queimada en buena compañía. Si bien
el conocido esconxuro es de tiempos
muy recientes, su inspiración se hunde en un mundo mágico y antiguo,
profundamente pagano, que forma parte de nuestro imaginario colectivo y del
sustrato de nuestra cultura.
Canción medieval de origen francés
Pila bautismal de la iglesia parroquial de Muros. |
El
origen de la coplilla que da título a esta entrada es la importancia de las
reliquias situadas en la Cámara
Santa de la catedral carbayona; en
los tiempos en los que los reinos cristianos no habían asegurado los
territorios por los que discurre el Camino
Francés, es decir, el principal de la ruta jacobea, los
peregrinos viajaban siguiendo el camino llamado original, del norte o de la
costa, con el mar Cantábrico a la vista en casi todo su recorrido. Oviedo y sus reliquias eran
un punto clave en su discurrir; el cementerio de peregrinos situado en la
catedral asturiana así lo atestigua. En algunas épocas llegó a considerarse más
importante el paso por la catedral de San Salvador de Oviedo que
por la de Santiago, lo cual justifica el dicho. Cabe destacar, por cierto, la presencia
del pañolón,
que forma pareja con la Sábana Santa de
Turín. Sean lo que sean ambos elementos, forman parte de un único conjunto.
Puente "romano" de Cangas de Onís. La cruz es una reproducción de la Cruz de la Victoria que se guarda en la Cámara Santa de Oviedo. |
Reflejo en el lago Enol (montaña de Covadonga) |
Ciudad de la Cultura de Galicia, a las afueras de Santiago |
Gárgola en el Hostal de los Reyes Católicos |
Finisterre. Aunque la cruz realmente mira hacia el sur... |
Elaboración de la queimada que degustamos. Aire, fuego, tierra y agua se alían para nosotros. |
Se
acaba el verano y con él las vacaciones; pero, por suerte, el invierno se
acerca. Entretanto, disfruten de los colores del otoño, y de las entradas que
colgaremos en este blog: tenemos preparadas cosas que seguro serán de su
agrado.
Cuídense.
PD. Las fotografías adjuntas han sido realizadas por nosotros, con lo que no están sujetas a derechos ajenos a Licencia Histórica.
PD2: no puedo resistirme a incluir este enlace al blog de Pepe Monteserín, muy al pelo...
PD. Las fotografías adjuntas han sido realizadas por nosotros, con lo que no están sujetas a derechos ajenos a Licencia Histórica.
PD2: no puedo resistirme a incluir este enlace al blog de Pepe Monteserín, muy al pelo...
se te ve el plumero carbayón, Juanín ;)
ResponderEliminar¿A mí? No sé en qué te basas... :P
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