El diablo en la Edad Media. Un breve repaso.

Hola a todos:

Vamos a hacer un brevísimo repaso por la biografía del diablo a lo largo de la Antigüedad y la Edad Media. El tema es casi infinito y si alguien quiere ampliar la información aquí expuesta, de carácter divulgativo e introductorio, le animo a que vaya a nuestra bibliografía o que me pregunte por si le fueran necesarias más fuentes. Este trabajo es fruto de muchas lecturas y deudor de todas ellas.

El diablo nace en sectas judaicas de corte apocalíptico y serán las primeras sectas de origen cristiano las que eleven al diablo a la categoría de protagonista. El papel del diablo en el Antiguo Testamento es marginal y su figura poco definida, lo que contrasta con el papel protagonista  que se le atribuye en el Nuevo Testamento donde ya aparece totalmente conformado .

Con la presencia de diablo se dota a la obra y mensaje de Jesús de Nazaret de un sentido que de otra manera no tendría.  El combate cósmico entre el bien y el mal se verá reflejado, por ejemplo, en el exorcismo, práctica muy habitual del nazareno y sus discípulos. Con ello se introduce en la religión un controvertido dualismo que trajo no pocos quebraderos de cabeza a los padres de la iglesia. 

La representación del diablo en las catacumbas de los primeros cristianos es inexistente. fechándose una de sus primeras representaciones hacia el año 500 en un mosaico localizado en San Apollinare Nuovo de Rávena. Aquí encontramos un diablo angélico, de belleza apolínea que solo se distingue del resto de ángeles por el color azul y una enigmática sonrisa. Como dice Delumeau en su magnífica obra El miedo en Occidente: «Lucifer, antiguamente la criatura preferida por Dios, no es todavía un monstruo repulsivo.»

No encontramos descripciones claras en torno al del diablo tanto en el Antiguo como en el Nuevo testamento, lo que dificulta la fijación de una iconografía propia. El diablo en la Biblia toma una figura agradable en ocasiones para engañar , en la línea del mosaico de Rávena, mientras que en el Apocalipsis es descrito como un dragón, imagen de la que emanarán las representaciones. 

El único símil que aparece en el Nuevo Testamento es que se relaciona al macho cabrío con los infieles lo que se relacionó posteriormente con el dios pagano Pan , acompañante de Dionisos en sus orgías sexuales, lo que llevará a la iglesia a hacer del sexo algo propio del diablo . 

Mosaico en la Basílica de San Apolinar el Nuevo de Rávena donde vemos al diablo como ángel caído vestido de azul. Fuente: Wikipedia.


El debate teológico sobre el diablo en el primer milenio está en manos de las elites eclesiásticas fluctuando entre el silencio y una indiferencia relativa  y escéptica sobre su acción en el mundo real, encontrando también pocas menciones a su satánica majestad en los concilios.

La situación cambiará a partir de los siglos XI-XII, cuando el diablo se convierta en metáfora perfecta de todo lo que molesta al poder político y espiritual y explicación ante todos los desastres naturales. También signo de toda disidencia política o religiosa. 

El diablo se revela como el arma perfecta para reformar la sociedad e imponer un férreo control social que ahogue las conductas individuales bajo el peso de la culpa para a la vez que hacer del mal algo exógeno al hombre y lograr con ello un desarrollo colectivo.

Desde el punto de vista político, el diablo reafirma el modelo social jerárquico feudal con el rey en la cúspide que se sirve de su figura para imponer un modelo de estado centralizado que triunfará en gran parte del continente europeo. 

En el siglo IX las representaciones del diablo comenzaron a aumentar en número y variedad aupada por la acción didáctica de la iglesia que se apoyada en las vidas de santos, llegando a una verdadera explosión diabólica entre los siglos XI y XII, como podemos observar en la Catedral de San Lázaro de Autun o en la Abadía de Vézelay. Lucifer es un monstruo devorador de hombres, hombre deforme que irá animalizándose con figuras inquietantes descubriendo con ello el miedo del hombre hacia la bestia interior.

 Portada de Gislebertus en San Lázaro de Autun donde se representa la Psicostasis o pesaje de almas, otro tema de lo más fascinante. Fuente: Foro Club del Románico.

La iconografía diabólica surge de la unión de dos tradiciones que se fusionaron posteriormente en la Edad Moderna gracias a los grandes procesos de brujería . Por un lado tenemos que atender al diablo pergeñado en ambientes monásticos y eremitas. La vida de sacrificios y enorme soledad que practicaron desembocó en enfermedades tanto físicas como mentales atribuidas, por supuesto, al Diablo. En esta categoría destaca la obra de San Atanasio Vida de San Antonio donde se relatan las tentaciones que sufre el santo egipcio y que inspiraría a los artistas desde el Bosco hasta Dalí

El otro gran aporte para entender la figura del Diablo es la que se formó en la cultura popular que se puede rastrear en las obras teatrales donde surge un diablo que bebe de dioses paganos como Cernunnos, Thor o Loki. En las obras teatrales populares el diablo es siempre ridiculizado como mecanismo para alejar el miedo que el clero infunde con su figura a la que siempre relaciona con los placeres terrenales, lo que posiblemente no hizo sino acrecentar con ello su atractivo.

Tabla central del Tríptico de las Tentaciones de san Antonio (hacia 1501). Fuente: Wikipedia




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