¿Qué hace un profesor en "vacaciones"?

¿Quién no tiene ése amigo graciosete (normalmente es conocido más que amigo), que te dice aquello de "que suerte porque tienes, como profesor, tres meses de vacaciones"?. El agua moja, el sol calienta y los docentes nos tocamos las narices a dos manos en verano, Semana Santa y Navidad. Verdad axiomáticaY no, no intentes convencerle porque es tarea imposible... aunque ahora voy a intentar, sin fe ninguna, hacerlo. 

Vamos a dejar una cosa clara desde el principio, para evitarme a los ofendiditos. Me encanta mi profesión, he peleado años para llegar hasta donde estoy y seguiré intentando mejorar. No la cambiaría por ninguna otra, pero eso no significa que me haga maldita la gracia que algunos, entiendo que no todos, llamen, de manera encubierta, vagos a los docentes. A diferencia de ellos opino que hay que valorar todos los trabajos porque entiendo que ser, intentar ser, un gran profesional no es fácil. 

Comencemos por decir que no todos los profesores tienen "vacaciones": lo que no pocos  tienen es, pura y duramente, paro. No das clase, no cobras. He vivido esa situación durante años y es angustioso, pues aunque tú quieres trabajar todo lo posible, el calendario académico marca su ley. El verano es un largo desierto sin ingresos, en Navidad te quedas con la mitad de sueldo y un puente te hace perder mucho dinero, de un sueldo que no es, tampoco, para tirar cohetes.


Despacho en marco incomparable de algún lugar del Cantábrico.


Cobres o no si eres buen docente, y estoy rodeado de ellos, tu actividad laboral no se detiene con los periodos "vacacionales". Alguno me dirá que conoce no sé quién que es profesor que se rasca la barriga de manera inmisericorde. Cierto,  malos profesionales los hay indudablemente en todas partes: profesores, dependientes, médicos o abogados

Como ejemplo voy a contar brevemente mis "vacaciones" de verano y Navidad, teniendo muy claro que no soy la excepción sino la norma. Reitero, nada excepcional. Mi verano empezó no sé si el 24 o el 27 de julio. Mi último acto académico fueron varias sesiones como tribunal de TFG y y la primera clase fue no recuerdo si fue la primera o la segunda semana de septiembre. Cierto es que normalmente acabamos antes, pero este año el "factor covid" retrasó todo. Lo usual es acabar a finales de junio y oficialmente se empieza a principios de septiembre. En ningún caso son tres meses de vacaciones, a lo sumo dos.

Vayamos a esos dos meses. ¿Cómo me reparto el verano? Lo primero, como cualquier ser humano, paro una semana en seco. Organizo mi casa, mis papeles, recojo todo el material del curso y saco lo que creo que voy a necesitar durante el verano. 

El verano es el momento clave para organizar toda mi actividad investigadora del curso. Leer y escribir todo lo que pueda en archivos y bibliotecas. También es momento clave de revisar las asignaturas que has dado en el año, introducir las mejoras y ampliaciones necesarias y estar atento a la publicación de las guías docentes, por si hay variaciones de temario, y adelantarse a ellas. No digamos si te toca dar una asignatura nueva. Intento sacar unas siete horas diarias sin horario fijo, por necesidades familiares. Lo que no hagas por la mañana o la tarde queda para la noche. 

Cuando estoy en el lugar de vacaciones la cosa se complica un poco, más que nada porque tengo, como todo el mundo, familia y por mucho que adore mi profesión, más adoro a mi familia. Rarito que es uno. Durante los aproximadamente 15 días que estoy fuera de casa, el "truco" que utilizo es levantarme lo más pronto que pueda y mientras el resto duerme, me pongo a bloque a trabajar en una terraza delante un buen cafetazo. Puedo sacar, en el mejor de los casos, 2-3 horas. 

Apostilla: es un momento que disfruto muy sinceramente. El silencio, la calma, la reflexión, apuntes y lecturas... la Gloria, oiga. Luego paso todo el día con mi familia y espero a que se vayan a dormir para intentar sacar lo que pueda. Ahí depende del sueño, y no siempre es fácil. En verano parar en seco se consigue unos 15 días, combinados con otros 15 a ritmo más bajo. Vamos, que un mes, como todo españolito que tenga la bendita suerte de trabajar.



Leer en la playa no significa dejar de lado lecturas académicas.


Vacaciones de navidad...las más tramposas de todas. Este año del 18 de diciembre al 8 de enero. Veinte días que no son tales, porque las fiestas quitan tiempo de trabajo y descanso efectivo. Aquí cada uno se conoce a sí mismo. Yo intento no parar porque sé que si paro del todo, arrancar se complica mucho y la tarea no es poca. Pararé del todo del 3 al 7 de enero, para descansar un poco. Os pongo el listado de lo que estoy haciendo:

  • Creación de exámenes: tres por asignatura y adaptados a las características de cada grupo. Nunca repito de un año a otro. La mayor pesadilla es cuando son tipo test: no son rápidos de hacer aunque, todo hay que decirlo, luego son muy fáciles de corregir.
  • Corrección de prácticas. Todo lo que se pueda y a dolor, que luego se junta con los exámenes y se hace "bola". 
  • Seguimiento de alumnos de TFG. Intentar al menos que no desconecten.
  • Guardamos todo el material utilizado en las clase y nos preparamos para el sprint final del cuatrimestre. Reconozco que esto es "culpa mía". Muevo más papeles que Felipe II. 
  • Preparación de todo lo que pueda para el segundo cuatrimestre.
  • Trabajo "administrativo". Alta en ORCID, papeleo ANECA...
  • Tengo que cerrar un par de artículos de aquí a marzo. Uno es un proyecto bastante más complejo que el otro. 
Las que sí intento aprovechar al máximo son las vacaciones de Semana Santa porque la verdad a esas alturas de curso ya estoy bastante castigado mentalmente. El agotamiento mental en este trabajo es el gran enemigo. Ojo, en mi caso ni tan mal porque mi alumnado siempre ha sido gente adulta o universitaria. En infantil o secundaria me da que el agotamiento es mayor.
 

Saludos.

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