Diario de un profesor en la pandemia.

Hola a todos:


Hay una maldición china, mira tú por dónde, que dice "ojala vivas tiempos interesantes". Estoy seguro que estos lo son y todos estaremos de acuerdo en que no son tiempos que uno quiera vivir en primera persona. Mejor que me lo cuenten. 

A mí se me cayó la venda de los ojos el día que anunciaron que se suspendía el curso académico. Creo recordar que fue el 9 de marzo. Me di cuenta de la que se nos venía encima y ya inicié de manera individual un confinamiento casi absoluto y, sinceramente, me asusté mucho. Recuerdo que un amigo mío me llamó y de tan mal que vio me llamó varias veces para interesarse por mí. Suelo ser un tío optimista pero en ése momento me vine abajo. El miedo ha dejado paso a la concienciación absoluta sobre la necesidad del confinamiento

Como profesor, el día 10 fue un caos absoluto para mí. Me dijeron que al día siguiente estaríamos en disposición de dar clase en streaming y sinceramente no daba un duro porque esto fuera así. Y sí, gracias a mis coordinadores y al gran grupo humano que me rodea, al día siguiente estábamos dando todos los profesores las clases

Pero este no era mi escollo principal, mi principal problema es que no tengo formación y mecánica de clases en streaming. Ni yo ni casi nadie, dicho sea de paso, estamos preparados para la docencia on line. Ni a nivel universitario ni a nivel de primaria. A nadie se le puede escapar que no es lo mismo una clase presencial que otra on line. Todo el material que tenía preparado tuve que readaptarlo como pude. Me he pasado horas reordenando los materiales y repensando mi modo de dar clase. Aviso: ni de lejos he sido yo solo. Todos los profesores, excepciones habrá, hemos puesto todo de nuestra parte para salir de esta como sea y con el mínimo costo para nuestros alumnos. La perfección queda para otro momento, es hora del pragmatismo. 

La mayor sorpresa me la han dado los alumnos. Chicos y chicas de entre 18 y veintipocos años a los que hemos subestimado y que nos han dado un bofetón de humildad nivel Chuck Norris. Asisten de manera masiva a todas las clases y su nivel de compresión con la situación es brutal. Gracias a ellos estamos continuando con el curso. No es fácil pero entre todos lo estamos logrando. Tenemos un alumnado excelente, se merecen lo mejor de nosotros y un nivel de educación que, humildemente, creo que los actuales programas educativos a todos los niveles no les ofrecen. 

Evidentemente el camino no está siendo fácil. Alumnos con Covid, familiares de alumnos que han enfermado o muerto introducen una enorme distorsión en el proceso educativo. Desde la distancia poca ayuda se puede ofrecer salvo comprensión y adaptación a esos casos excepcionales. Siempre digo que la ley está para interpretarla y en estos momentos más que nunca. 

El confinamiento alargado también está dejando mella en muchos alumnos. La semana después de Semana Santa ha sido muy difícil devolver a los chicos en la dinámica de clase. Por otro lado creo que ha todos nos está viniendo muy bien el mantener la actividad académica, nos ayuda a organizar nuestros días en torno a las clases. Tener que levantarte todas las mañanas para atender una obligación, y más en estos momentos, es una suerte. 

Mi situación, como la de casi todos los padres, para desarrollar mi labor profesional es cuando menos precaria. Mi chica es enfermera y por sus turnos muchas mañanas me veo obligado a dar clase en directo con una niña de diez años y un pequeño de cuatro años. Dar clase en directo lidiando con dos niños no es tarea fácil pero, de nuevo, me he visto sorprendido por la enorme madurez que ha demostrado mi hija, que cuida de su hermano mientras papá "retransmite en directo". Aquí también cuento con la imprescindible comprensión de los alumnos. No será la primera vez que el pequeño aparece con alguna película por pantalla, pero con humor y comprensión vamos capeando el temporal. 

Mi centro de trabajo durante las últimas semanas, y esperemos que por no mucho más tiempo.

Tampoco la situación ayuda a centrarse y llevar una actividad intelectual plena para confeccionar una clase, pero luego me acuerdo de los profesionales sanitarios, de los policías, de los camioneros, de la gente de los establecimientos de comida, del personal de limpieza... y se te quitan las ganas de bajar los brazos. Si ellos están dando lo mejor de sí mismos con grandes riesgos yo no puedo ser menos metidito en casa y sin correr riesgos.

No podemos dejar a nuestros niños y jóvenes sin clase hasta el año que viene. Es algo impensable. Si los niños y jóvenes mayoritariamente nos están dando ejemplo con más motivo. Todos los padres debemos ayudar a nuestros hijos con sus tareas. No nos quejemos, como leo en la prensa,  de que es muy difícil compatibilizar sus teletrabajos con los deberes de los niños. Soy el primero que lo sufre en carne propia. Hablo de hacerlo en la medida de nuestras posibilidades pero con absoluto compromiso. 

Si no sabemos ayudar a nuestros hijos en alguna tarea no creo que sea muy difícil hablar con el profesor por el ClassDojo o como se diga o aquello que tenga habilitado nuestro centro educativo. A lo mejor tardan en responder porque tienen muchas dudas que resolver pero lo harán. También hay muchos profes que se están ofreciendo de manera altruista para resolver dudas... opciones mil. Reitero, sé que no es fácil, pero hay que intentarlo. 

Si alguno quiere que le eche una mano en temas de historia aquí me tienen también. Preguntadnos en Facebook o cualquier red social e intentaremos ayudaros. Todos a una y por supuesto, todo aquel que no sea estrictamente necesario, nos quedamos en casa lo que haga falta. 

Un último punto a tratar, y que aún no alcanzo a ver en toda su extensión, es el evidente cambio que se va a producir a todos los niveles. Por lo menos en un par de años esto va a cambiar mucho y la educación no va a ser menos. Ahora mismo estoy centrado en acabar el curso pero cuando todo esto acabe me tendré que centrar en mejorar mi capacidad de dar clases on line. Si a eso le unes los artículos que tengo que entregar y la preparación propia de cada curso ya tienes el verano, de nuevo hasta arriba. Sí, sí hablo de esas supuestas vacaciones eternas que tenemos los profesores. Lo siento pero ya uno se cansa de algunas cantinelas. 

Un abrazo a todos y ánimo.

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