Los Tercios españoles. Ante la opinología... ¡bibliografía!

Hola a todos:

¿Sabéis esa sensación que tienes cuando sueltas un «sujétame el cubata» y va el desgraciado de tu amigo y te lo coge? Como buen español, tras ello toca el «sostenella y no enmendalla». Sabes que te has metido en un charco tú solo.

Pues eso me pasó el otro día a raíz de la polémica con los Tercios españoles que hubo hace escasos días en redes sociales a raíz de los actos del 31 de enero. Conste que el amigo que me metió en tal jardín sabe más de Tercios dormido que yo, pero gracias a él me veo en la obligación de buscar información solvente de los mismos, y de eso va a ir este post. Al menos todos sacaremos fuentes para el estudio de los Tercios.

Soldado de los "Tercios de Playmobil" en Lieja. Foto archivo personal Juan Cabezas.

Recuerdo con nostalgia aquellos tiempos en que lo más politizado de la Historia de España era la Guerra Civil, y los de Historia Moderna, para bien y para mal, eran ignorados. Tiempos pasados, la guerra por la Historia es total y en todos los frentes. Buen tino deseo a todos mis compañeros para navegar con rumbo firme y honestidad intelectual. 

Ahora cualquier acto o conmemoración histórica se convierte en un combate por la Historia en lo que menos importancia tiene es la propia Historia. Y eso pasa también con los Tercios... ¿el ejército más sanguinario de la historia o gloria nacional? Pues mire usted, ni una cosa ni la otra. Estoy bastante en la línea de @DanielAquillue, un tuitero historiador que podrá gustar o no, pero al que nadie podrá discutir su honestidad intelectual. Mi aplauso sincero a su labor.
Captura de pantalla de la cuenta de Daniel.

Mi enfado viene precisamente porque no veo ningún sentido a la polémica que se ha establecido de los Tercios como héroes o villanos, y no me gustan para nada los intereses políticos que se desprenden de una postura u otra. Parece que una de las manías de este desquiciado siglo XXI es polarizar todo, y además con brocha gorda. Los Tercios españoles son parte de la historia, y como tal, hay que analizarlos desde presupuestos históricos, ni más ni menos. Mi fuerte no es, ni mucho menos, la historia militar, pero dada mi profesión en muchas ocasiones he tenido que acudir a su estudio buscando, insisto en ello, fuentes y trabajos solventes.

De mi humilde estudio he sacado una gran conclusión, y es que en una guerra cuenta mucho más la organización, la intendencia, y tener muchos y buenos ingenieros que mucho «ardor guerrero». Dame antes cien tipos bien pertrechados, entrenados y organizados que una banda diez veces mayor de furiosos guerreros.

Así lo aprendí de Felipe II, pues él también se dio cuenta allí, en la Batalla de San Quintín (1557). Me refiero a cuando, en el calor de la victoria, le dijeron al rey que diera la orden de ir directos a París... y él les respondió que, si ellos pagaban la fiesta, «adelante». Silencio absoluto. De ahí lo de Prudente, supongo... 

Otro buen ejemplo fue la Batalla de Mühlberg (1547), que se ganó en el momento en que los zapadores establecieron una forma de cruzar el Elba. La furia mola si estás en la misma orilla que tus enemigos, y les has pillado con el pijama puesto y preparando un Cola Cao.

Los Tercios visitan Brujas. No se asusten, que estos vienen de turistas. Archivo personal de Juan Cabezas.

Realmente, el tema de la furia española fue más un invento de la propaganda antiespañola de la época que de nosotros mismos. Táctica tan vieja como el mundo es demonizar al enemigo, y a las tropas españolas las pintaron de tal manera que pareciera que las mismas puertas del Averno se abrieran cada vez que aparecían; consiguiendo, probablemente, justo lo que no pretendían: que todos les temieran más allá de lo racional. 

Claro está, el soldado de los Tercios estaba encantado con ello. Es lo que podríamos llamar el «efecto Real Madrid». Me explico, el Madrid podrá ir mal en Liga y tener diez lesionados, pero a nadie le gusta ir a jugarse una eliminatoria con ellos, porsiaca. La leyenda les precede. Al Madrid tampoco le gusta jugársela frente al Barcelona, aunque parezca estar en horas bajas. 

El respeto obliga y la leyenda pesa. Espero se entienda el símil; y, llegado el caso, trasládelo a su deporte favorito, poniendo como referencias a los All Blacks en rugby o a Roger Federer en tenis. O, si no les va el deporte, piensen en el pirata Roberts de La princesa prometida.

Cuadro que decora mi salón (Archivo propio).
Todos los imperios necesitan soldados...
La violencia de los Tercios era equiparable a cualquier ejército de la época, con sus mercenarios dispuestos a saquear y a violar a la mínima oportunidad; si tienen alguna duda revisen el Saco de Roma (1527). Los imperios, sea el romano, el mongol, el británico, el Galáctico o el de los Habsburgo, se han impuesto todos por la fuerza de las armas seguidos, normalmente, por un intento de aculturación por parte del conquistador. Los imperios no se levantan a base de besos y abrazos. Otra cosa es que esto guste, pero, en la Historia, lo que nos gusta a las personas del siglo XXI no computa, por más que muchos se empeñen en ello. No juzgues, analiza e intenta contextualizar. No es nuestro mundo, no son nuestros parámetros mentales.

Otra cosa que no se suele tener en cuenta cuando hablamos de los ejércitos imperiales es que los Tercios eran una fracción de los mismos. Es imposible que España en general, y Castilla en particular, sostuviera tal cantidad de hombres como desplegó el Imperio de los Habsburgo; por lo tanto la violencia no era patrimonio de los españoles. Cuando el Duque de Alba llegó a Flandes, no lo hizo solo con españoles: abundaban los italianos (por ser el punto de partida del Camino Español), y había gran presencia de alemanes o belgas de las provincias leales, por proximidad geográfica. Católicos ingleses, irlandeses o de otras naciones también tenían su lugar entre las fuerzas de los Habsburgo. 

Por cierto, el Duque de Alba es de los pocos generales españoles de renombre del ejército imperial (Alessandro Farnese o Spinola fueron de origen italiano, aunque formasen parte de la maquinaria de guerra española), y el principal blanco de la publicidad hispanófoba de la época. Hace ya tiempo que muchos historiadores están resituando su figura en un plano histórico.

Tampoco debemos perder de vista que los Tercios españoles acostumbraban a solicitar situarse en la posición más peligrosa y decisiva de la batalla, consiguiendo que los ejércitos enemigos temiesen su presencia, por su obstinación y empeño en combate. Eran soldados orgullosos que se sabían -porque  así se lo decían y como tal les trataban- la élite de los ejércitos de la época. Y el orgullo y el honor mejor que no se lo tocaras, como les pasa a todos los cuerpos de élite, como los templarios de ayer o los marines de hoy. En el caso de estos, en una España donde el honor y la honra eran santo y seña hasta para los niños, con más motivo. Podías no pagarles en meses, pero la honra ni tocarla.

Pero como he dicho, no soy un experto; así que como siempre, cuando no tengo mucha idea de un tema, comienzo siempre haciendo una búsqueda en Dialnet para ver qué me puedo descargar. Dialnet es una página que recoge artículos ACADÉMICOS, por lo que se les presupone un buen nivel. Reconozco que pensé encontrar más referencias, pero esto es lo que tenemos para descargar:
  • Ferrer García, Félix A. (2014). «Felipe II y la conquista de reliquias por los Tercios de Flandes: el ejemplo de Leiden (1570-1574)», Hispania Sacra, Vol. 66, N.º extra 1: pp. 67-95. Descargar aquí
  • Martínez Ruiz, Enrique (2017). «El ejército de los Austria y sus ordenanzas», Revista de historia militar, N.º Extra 1: pp. 101-134. Descargar aquí 
  • Mas Chao, Andrés (1997). «El soldado español de los Tercios», en El ejército y la armada de Felipe II ante el IV centenario de su muerte: pp. 37-56. Descargar aquí
  • White, L (1998). «Los Tercios en España: el combate», Studia historica: Historia moderna, n.º 19: pp. 141-167. Descargar aquí
Por otro lado, LIBROS con los que me haría para investigar sobre los Tercios son:
  • De Contreras, Alonso (2018). Vida de este capitán. Reino de Redonda. Se trata de la edición facsímil de la biografía de este soldado, titulada: Vida, nacimiento, padres y crianza del capitán Alonso de Contreras, natural de Madrid Cauallero del Orden de San Juan, Comendador de vna de sus encomiendas en Castilla, escrita por él mismo, y por subtítulo, Discurso de mi vida desde que salí a servir al rey, de edad de catorce años, que fue el año de 1597, hasta el fin del año de 1630, por primero de octubre, que comencé esta relación. Aquí puedes descargarlo digitalizado
Aquí los tenemos visitando la bella Lovaina. Archivo personal de Juan Cabezas.

Del historiador Geoffrey Parker, reconocido experto en la época, yo destacaría tres títulos, que, por cierto, son los que yo he manejado personalmente sobre el tema:
Luego hay multitud de libros sobre batallas concretas de editoriales dedicadas a historia militar que, sinceramente, no conozco y no me terminan de dar buena sensación. Eso sí, en arte relacionado con los Tercios es imprescindible hablar de Augusto Ferrer-Dalmau y de la obra El pintor de batallas. En cuanto a novelas, claro está, el imperio de Pérez-Reverte con su Capitán Alatriste es incontestable. Alguno dirá que no le gusta, cosa que no sé qué importancia tiene, pero las cifras de ventas no dejan lugar a dudas. Eso sí, siempre recordando que son obras de ficción, y, por bien ambientadas que parezcan, siempre se toman sus licencias.

Esto he sacado en un rato de búsqueda. ¿Qué tal si me ayudáis con buenas y contrastadas referencias, creamos un repositorio lo más amplio e importante sobre los Tercios y la ponemos en bibliografía para disfrute de todos?

¡Un afectuoso saludo!

Comentarios

Entradas populares