Hubo una vez un sueño llamado Irlanda
[...]A nation once again,
A nation once again,
And Ireland, long a province, be
A nation once again![...]
A nation once again![...]
A nation once again, Thomas Osborne Davis
Es bien sabido que los británicos y su imperio constituyeron una de las fuerzas dominantes del mundo desde el siglo XVIII hasta mediados del XX, en el que el proceso de descolonización redujo su influencia; de hecho, las décadas siguientes, lastradas por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, se hicieron bastante cuesta arriba, en muchos aspectos, para la otrora gran metrópoli.
Mapa de Irlanda para la Historia de Inglaterra escrita por Edward Barnard en 1781 (La historia con mapas) |
'God save Ireland', said the heroes
Sin entrar a valorar si se debió sólo a los motivos oficiales, o a presiones recibidas por su supuesta proximidad a las ideas esgrimidas por los nazis, el efímero rey Eduardo VIII abdicó, tras menos de un año de reinado, el 10 de diciembre de 1936. La decisión fue aprobada por el parlamento de Westminster el día 11. La cosa curiosa es que Irlanda, en aquel momento, aun formaba parte de la Commonwealth y existía bastante ambigüedad (calculada, por otra parte) en torno a la figura de la monarquía británica. Lo cual devino en que Eduardo VIII fue oficialmente rey en Irlanda (o de Irlanda, no estaría claro) por un día, sin serlo del Reino Unido, pues el Dáil de Dublín no se reunió hasta el día 12 para aceptar dicha abdicación.
Custom House, actual ministerio de Medio Ambiente, Dublín (Archivo propio) |
How long, how long must we sing this song?
Se podría hablar mucho también de las relaciones de Éamon de Valera, uno de los más relevantes políticos de la historia irlandesa, con otros mandatarios. En 1920, como primer ministro (príomh aire) de la Irlanda libre, no reconocida aún, visitó en Downing Street a Lloyd George, nacido en Gales y hablante nativo del gaélico (cosa que el irlandés no era: había nacido en EEUU de padre hispano-cubano, aunque tal vez fuera hijo ilegítimo). El premier británico usó esta ventaja, desconcertando a de Valera, al que llegó a arrinconar en lo referente a la definición legal del estado libre de Irlanda con la frase:
Los celtas no tenemos una palabra para república, puesto que nunca hemos tenido una.
Sello conmemorativo del 25º aniversario del Alzamiento de Pascua de 1916 (Lux Occulta) |
Aunque su versión oficial es que fue una cortesía personal para con el embajador, a lo largo de la Segunda Guerra Mundial Éire se declaró neutral y la posición de su líder fue de continuo desdén hacia los británicos, quienes habían estado a punto de fusilarle en 1916, tras el Alzamiento de Pascua. Visto en perspectiva, tal vez esto no justifique su postura (prestando ayuda indirecta a los Aliados, por otra parte), pero a la vez también tuvo la ventaja de no constituir un eslabón débil y geográficamente importante entre los Aliados.
Una verdadera relación de amor y odio, en resumen, que aún hoy día pervive con la separación de la isla en dos realidades políticas distintas; aunque, por suerte para los aficionados al noble deporte del balón oval, los representantes de ambas visten el mismo verde, lucen los mismos shamrocks y buscan siempre derrotar, hombro con hombro, a los equipos de la isla vecina. Especialmente a Inglaterra, claro.
Fuentes:
- Norman Davies (2013): Reinos desaparecidos, Galaxia Gutenberg.
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