Malditos (y bastardos) descatalogados

¿Soy yo, o cada vez que me interesa un libro, en muchas ocasiones, está descatalogado? Podríamos sacar estadísticas de venta, publicación y distribución en España, cosa que haremos pero que ahora no toca. No entiendo muy bien cómo viviendo en la sociedad de la información aún andamos a vueltas con esto de los descatalogados; y eso que ya es la segunda vez que me equivoco presintiendo el fin de esta desgracia. 

La primera vez fue cuando el libro electrónico hacía furor y mirábamos a aquellos que tenían uno con envidia (lo de sana nunca me lo he creído). Pensábamos que sería el final de los descatalogados, pero no contamos con varias variables. La primera, principal y por encima de todas, es que por mucho que mejoren los cacharricos es inigualable a la experiencia lectora. No me aburran con aquello de que estoy obsoleto y zarandajas por el estilo. Me puedo leer, si no tuviera ganas de suicidarme, una novela de Ken Follett. Es rápida y fácil de leer, me vale. 



Pero es que no leo novelas tipo Ken Follet, leo libros más complicados a lo que hay que unir que yo tampoco sea un lumbreras. Necesito mi papel, mis notas a lápiz, mis postit de coloricos y mi olor a libro para hacer una lectura comprensiva y trabajar luego con el texto. No debo ser al único que le pasa si atendemos a la lista de lo más vendido en ebook  de  Amazon, que a fecha de 17 de enero del presente cuenta, entre lo más vendido, con seis libros de los que yo llamo "erótico-romántico-festivos". Soy de humanidades pero esto es más de la mitad y el resto es novela policiaca/histórica. Es decir, ensayo, cero; para ver un libro de historia hay que llegar a Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad, por cierto, libro divulgativo de Yuval Noah Harari que estoy deseando leer dado que tiene una pinta estupenda.

Si acudimos a lo más vendido en Casa del Libro, por aquello de comparar fuentes, el mismo día y a la misma hora que Amazon, nos evitamos las novelas romático-erótico-festivas pero seguimos con un apabullante dominio de la novela sin rastro de ensayo. Ya metidos en la zona de lo más vendido de ensayo repite en el sexto puesto Yuval Noah Harari con 21 lecciones para el siglo XXI. La conclusión, creo que no muy aventurada, es que el lector de ensayo se prodiga poco en electrónico.

¿O es que las editoriales no han movido sus catálogos de ensayo de manera adecuada? Porque, por mucho que no me guste el ebook, si contara con libros descatalogados desde hace tiempo me tendría que tragar mis papeles, mis lápices y mis postis de coloricos y fastidiarme. A una mala lo tengo accesible pero, sorprendentemente, las editoriales sacan en ebook lo nuevo publicado y no airean su "fondo de armario". Alguna razón habrá de tipo económico o de derechos que lo impide; no creo que no lo hagan porque no les da la gana, pero habría que buscar una solución a ello y reitero que a mí el ebook como que no. 

El segundo batacazo me lo dí allá por 2009 con lo que su creador, Jason Epstein, llamó "el cajero de libros". En resumidas cuentas, una impresora "mu grande" que te saca un libro en 5 minutos; que si es en 10 tampoco es problema, vamos. Incluso en alguna librería de Estados Unidos y Reino Unido llegó y yo ya me veía con mi lista, en pergamino de 15 metros, pidiendo descatalogados que me imprimirían en un visto y no visto. Pagarías derechos de autor, la encuadernación al ser sencilla sería barata supongo, y el descatalogado habría muerto. A día de hoy sin noticias de nada de todo esto.

Alguno pensará que por qué no compro los descatalogados que quiero en el mercado de segunda mano. Para comenzar os diré que sí compro alguna cosa de segunda mano, pero los que quiero, o no están, o tienen precio de escándalo. Voy a poner un ejemplo con el libro Historia nocturna de Carlo Ginzburg, un "clásico básico" para mí. El libro editado en bolsillo por Península lo compré yo en mis tiempos de librero ya de saldo, creo recordar que 3 o 4 euros, o tal vez 300/400 pesetas. Tan barato era que compré a algunos amigos el libro para regalarlo. 

Como digo, es una edición muy barata de bolsillo, con un papel de aquella manera y una encuadernación a la altura del betún o del papel, como prefiráis. Bien, pues si lo quieres de segunda mano prepara 152,39 eurazos; he llegado a verlo a 180 más 2,99 de envío. Vamos, una absoluta locura. Si no me crees pincha en el enlace y alucina. Acabo de ver que en Ebay tenemos la edición en rústica al también módico precio de 80 euros. De locos.
La mítica librería madrileña de segunda mano San Ginés
¿Y cuáles son esos clásicos básicos que siempre ando atento por si salen? Pues son obras que aún no han sido superadas, que siguen siendo capitales y citadas constantemente a día de hoy, vamos, lo que es un "clásico básico" de libro, nunca mejor dicho. Pues comenzamos por el último libro citado, Historia nocturna, de Ginzburg. ¿Por qué demonios nadie se lanza a sacar una buena edición con ilustraciones a color y las notas que no tengas que dejarte la vista para verlo? Por eso sí que pagaría unos 40 euros y luego iría a tomarme un cafetazo para celebrarlo. Seguimos con Ginzburg con Los benandanti, del que contamos con una versión en catalán, lengua que no hablo en la intimidad y que corre por la red en PDF. ¡Pero yo quiero el libro, demonios! 

Seguimos con la lista apresurada. El diablo en España de Francisco José Flores Arroyuelo, que por cierto acabo de encontrar de segunda mano a 10 euros. "Pa la saca". Conste que el siguiente lo tengo, pero está el pobre viejito; es de Norman Cohn, y se titula Los demonios familiares de Europa. El siguiente no se cita mucho pero me apetece tenerlo: Imágenes del Mal de la editorial Valdemar, de la que también me apetecería tener un ejemplar del también descatalogado Sexual personae. Arte y decadencia desde Nefertiti a Emily Dickinson y de la misma autora (Camille Plagia) Vamps&Tramps. Deben ser libros raros, pero muy sugerentes, y eso me gusta. Me ha salido una lista muy "diabólica" por el artículo que estoy actualmente escribiendo, aunque no pongo todos los que me vienen a la cabeza por no alargar de manera innecesaria. 
Esta es parte de mi biblioteca, la que tengo a mi espalada en estos momentos. Calculo que es un tercio del total. 
Algunos dirán que los busque en inglés. Aquí, he de reconocer, que aquí hay algo de culpa de mi parte, porque con el inglés me llevo regular. Por otro lado lo que yo busco no son lecturas fáciles y que cuestan a los propios nativos ingleses. Mis amigos me hicieron el gran regalo con el libro Thinking whit Demons. The idea of Witchcraft in Early Modern Europe. No se ha traducido al español y está, ¡cómo no!, descatalogado en inglés. Ya me dijo un amigo nativo, del mismo "Londón", que era una lectura difícil y él es uno de los mejores historiadores que conozco. Y efectivamente, es un dolor de muelas; bueno, pero dolor. Si has leído a Ginzburg en castellano ya sabrás que el tipo "vuela alto", es genial pero complejo. No me lo quiero imaginar en inglés. 

Algunas editorial, sobre todo tengo fichadas a Taurus y Acantilado, mueven sus fondos con acierto y aquí no duele rascarse el bolsillo. Pongamos un par de ejemplos de la primera con las imprescindibles reediciones de Historia de las mujeres de Duby o su Historia de la vida privada. A veces las editorial te dan alegrías. Anda que no busqué por cielos y tierras la Historia del cine de Gubern y era difícil encontrarla incluso en bibliotecas. El día que Anagrama, otra editorial que se lo monta muy bien, puso en circulación la nueva edición no tardé ni 30 segundos en ir corriendo a la caja con un ejemplar gritando ¡mioooo!!!. Y no, no es figura retórica, fue tal cual. Igual que cuando Akal reeditó El regreso de Martín Guerre, menudo subidón. Animo a todas las editoriales a hacer lo mismo con sus fondos.

¿Solución de último recurso y que no termina de gustarme? Cogerlo de una biblioteca, escanearlo e imprimirlo. ¡Es delito! Delito es lo que yo me gasto en libros al año y si has llegado hasta aquí te habrás dado cuenta que pagaría encantado si pudiera. En mi no desdeñable biblioteca los fotocopiados no pasarán de los 15/20 ejemplares y estaría encantado de tirarlos a reciclar porque he podido comprar el libro. Y reitero que no termina de gustarme porque leer fotocopias me toca las narices un poco. Por si no ha quedado claro: ¡Demonios, que quiero un libro!

¿Te pasa lo mismo? ¿Cuáles son tus imprescindibles descatalogados?

¡Literarios saludos a todos!

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