«Cambio de Reinas», un filme de Marc Dugain. Análisis previo

Hola a todos:

Ha llegado a nuestras manos el preestreno de la película Cambio de reinas, dirigida por Marc Dugain y distribuida por Surtsey Films. La película, que se estrenará el próximo 15 de febrero, está ambientada en el siglo XVIII. Más exactamente en el año 1721, cuando el regente de Francia Luis Felipe de Orleans quiere sellar la enésima paz con España por medio del matrimonio entre el heredero al trono francés Luis XV, en aquel momento de 11 años de edad, con la infanta española María Victoria de Borbón de 4 años. En el mismo pacto, el regente casaría a su hija con el príncipe de Asturias.


Cartel del filme que nos ocupa, cortesía de Surtsey Films.

Lo normal sería ofrecer una crítica de la película, pero como por aquí estamos muy interesados en las relaciones entre cine e historia, vamos a comenzar por analizar en cómo ha afrontado el director la relación antes mencionada. Queda para una segunda entrada la crítica de la película. 

El director, Marc Dugain, se declara como un entusiasta de la historia. Evidentemente esto no le hace de facto historiador, pero plantea un discurso histórico que el historiador debe tener en cuenta para su análisis, dado que -siendo sinceros- la historia que llega al público no emana de aulas y libros y sí de pantallas en el formato que ustedes prefieran. Esta relación de Marc con la historia arranca desde su niñez, pues su abuelo fue combatiente en la Gran Guerra, lo que puso ante sus ojos los efectos de la "Historia" sobre los seres anónimos. 

Además, al director le interesa mucho la manipulación política, tema muy actual, lo que cuadraba perfectamente con el capítulo histórico seleccionado. ¿Presentismo? Evidente, al igual que los historiadores cuando elegimos nuestros temas de investigación. ¿Os imagináis a un historiador de principios del XX estudiando el género en la historia o la vida de la gente humilde o la historia de los sentimientos? 

Por lo que hemos podido leer en una entrevista al director, vemos más conexiones con el presente cuando nos rebela que la homosexualidad tiene un gran peso en su filme, lo que sería impensable en una película de los años cincuenta de corte histórico. En este caso me ha venido a la cabeza la inigualable Espartaco de Kubrick. Otra lo es el peso de los niños en la historia, que por lo general ha sido un campo duro para el historiador.



Dugain plantea su historia en un mundo decadente como lo es un Versalles en ruinas rodeado de peste, hambrunas, viruela, donde la vida era muy precaria. Esto creo que también conecta de alguna manera con nuestra realidad, pues nuestro mundo está también en decadencia. No lo entiendo como algo necesariamente negativo. Estamos en una época de crisis, de cambio, y que dará lugar a una época nueva que vaya usted a saber cómo será. Analizar momentos de crisis anteriores es algo humano dado los tiempos que vivimos y sano, pues nos puede ayudar a entender el momento actual.

La película tiene un doble interés para mí. El filme no solo relaciona historia con cine, pues el guión de la misma se basa en una novela, The Exchange of Princesses de la escritora, filósofa y profesora universitaria Chantal Thomas. Por la talla intelectual de la escritora se desprende que, a pesar de ser novela histórica, el proceso de documentación habrá sido de calidad. 

Por ejemplo, cuando la autora trabajaba en el Centro Nacional de Investigación Científica, estuvo involucrada en un volumen dedicado al regente Felipe de Orleans, por el que la autora muestra simpatía. Esto, personalmente, me parece un hándicap, pues los historiadores debemos evitar en la medida de nuestras posibilidades filias y fobias, y atenernos a los hechos.

Fotograma de la película. Fuente: Surtsey Films.

En este sentido, sorprende un poco la fobia que Thomas profesa a Isabel de Farnesio cuando afirma que: "era la verdadera mano política, torpe y siniestra de la corte española". Siento no coincidir en absoluto en esta apreciación sobre una mujer que sostuvo la corona en favor de su marido enfermo al que cuidó con verdadera devoción. Cuando hablo del reinado de Felipe V estoy tentado de hablar del verdadero reinado de Isabel de Farnesio. Ciertamente, con sus hijos se comportó como una verdadera mamma italiana, lo cual me parece algo lógico.

Realizando esta crónica previa de la película no dejo de pensar en el proyecto de Natalie Zemon Davis y su El regreso de Martín Guerre, al que ya dedicamos un artículo. En este caso, la historiadora encontró una buena historia que llevar al cine y avisó a su amigo y director Jon Amiel ayudándole en el proceso de documentación e incluso participando con un cameo en la misma. Para Davis: 

Ver a Depardieu interpretando al impostor Arnaud du Thil fingiendo ser Martin Guerre me brindó nuevas preguntas que formular en relación con la definición del ser en la Francia del siglo XVI. Fue entonces que comencé a pensar en el cine histórico como “experimento del pensamiento”. Junto con los archivos del XVI de la aldea de Martin Guerre en Artigat, teníamos la aldea en que filmábamos… un Artigat sustituto donde podíamos poner a prueba el pasado. 
Demonios, decidme si no es interesante. El cine como laboratorio de ideas histórico, esa es la clave que explica mi deriva cinematográfica. Evidentemente, la cabra tira al monte, y a Zemon Davis la película le pareció insuficiente, por lo que terminó sacando una investigación histórica clásica. Veo en Cambio de Reinas un juego similar porque Dugain, además de director, es escritor, como Thomas, de larga trayectoria. Es decir, tenemos a un escritor y director trabajando un guión sobre una novela con la autora e investigadora de la misma, lo cual plantea un interesante juego de espejos entre película, novela e historia. La cosa es reflexionar históricamente, el formato en muchos casos es lo de menos

La música ha sido, como no podía ser de otra forma, muy cuidada y corre a cargo de Marc Tomasi, que trabajó en un estilo neobarroco para acompañar el filme. Grabada con la Orquesta Sinfónica de Londres, debe ser un lujo, porque la orquesta acabó aplaudiendo a Tomasi. Aquí me gustaría que el melómano del grupo, Juan, le echara un vistazo, pues mis gustos más bien "rocanroleros" no me hacen el más adecuado para valorarla.


Fotograma de Cambio de reinas. Fuente: Surtsey Films


La fotografía del filme ha sido avalada de manera abrumadora por la crítica. Es obra del director de fotografía Gilles Porte, con el que trabajó codo con codo con el director Dugain no dejando nada al azar. Para ello, visitaron previamente el rodaje los lugares históricos que serían escenario de la película. Estos fueron diversos castillos belgas como el castillo de Beloeil (cuyo interior es muy versallesco), el palacio de Egmont para recrear la corte de Versalles y el castillo de Gasbeek, muy representativo del arte flamenco bajo influencia española, para la corte de Felipe V. Podéis ver las fotos de los mismos al final del reportaje.

Es de agradecer, y mucho, que los escenarios sean verdaderamente históricos, con toda la problemática que ello genera. Aunque la cita sea algo extensa, y aprovechando que hablamos de cine histórico, vamos a escuchar a los expertos:


El departamento de arte puede dar su visto bueno a la localización, pero ha de pensar que, además de la expresividad, el espacio a de ser funcional servir para rodar la película con todo lo que conlleva, teniendo en cuenta las necesidades de otros departamentos. Así, por ejemplo, para el de fotografía es un problema que no haya fuentes de luz natural desde donde poder justificar su iluminación; si no están en una planta baja o tiene balcones, es complicado poner la luz fuera a mucha altura. Para sonido, es esencial que cerca de la localización no haya obras, autovías, autopistas, pasos de trenes, o cualquier fuente de sonido no deseada y no controlable. Para producción las necesidades son muy amplias: resuelve los problemas de todo el equipo y tiene la responsabilidad de alojar a todos los departamentos y todas las necesidades. Por ello, precisa espacios para alojar a vestuario, maquillaje, peluquería (que puede necesitar agua para lavar cabezas), material eléctrico, catering, oficinas para el trabajo con portátiles y teléfonos, además de un sitio para que actores, actrices y figuración, si la hay, esperen su entrada, y uno para que el equipo coma. Además de todo esto, se debe comprobar que sea posible el acceso y aparcamiento de alrededor de 10 furgonetas o camiones con el material de trabajo de cada departamento, más los vehículos de los técnicos que acuden por sus propios medios.
 

Imaginad hacerlo en un edificio protegido, a Dios gracias, donde no puedes tocar una taza y donde rozar algo puede ser una tragedia. Busca poner todo el material para el rodaje, gestiona a la gente... Me da dolor de cabeza solo de pensarlo. 

Resumiendo, tenemos a dos investigadores y escritores a cargo del rodaje y el guión. Tenemos escenarios históricos reales, música neobarroca y una historia fascinante. En principio esto suena bien, verdaderamente bien. En una próxima y cercana entrega haremos la reseña de la película en sí, pero antes queríamos documentarnos convenientemente. Manías de historiador...

Un saludo a todos.

Fuentes:
  • Dosier de prensa facilitado por Surtsey Films.
  • CASTELLÓ ESPINAL, U. (2015). «Experiencias en el cine de época. Intento de una receta casera», en M. Bolufer, J. Gomis & T. M. Hernández (eds.), Historia y cine. La construcción del pasado a través de la ficción (pp. 117-133). Zaragoza: Institución Fernando el Católico.
  • DAVIS, N. Z. (2012). Esclavos en la pantalla. La Habana: ICAIC. 
Castillo de Gasbeek. Fuente: Sobre Bélgica
Patio del castillo de Gasbeek. Fuente: Sobre Bélgica.
Palacio de Egmont. Fuente: Visit Brusells.

Castillo de Beloeil. Fuente: Sobre Bélgica.

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