Aprendiendo a hablar en público.


Como no me cansaré de repetir este curso, este artículo viene dado por mi experiencia y no pretende pontificar o sentar cátedra, sino simplemente contaros mi experiencia en diversas situaciones en las que creo que he conseguido cierta pericia. Coged lo que creáis que os sirva y el resto ponedlo de vuestra parte. 

Bien es verdad que nunca me habría atrevido a hablaros de esto si no fuera porque Juan asistió a mi conferencia de la Pint of Science 2017 y me dio muy buena nota por mi presentación. Juan, para que os hagáis una idea, sería de los que le diría a Rafa Nadal después de ganar su décimo Roland Garros sin ceder un set; “muy bien Rafa, pero te traigo aquí un informe de errores a corregir para la próxima” Así es Juan, perfeccionista hasta el límite.

El camino para hablar bien en público comenzó en mi caso hace cinco años. Sé que hay libros de cómo hablar en público o de oratoria y supongo que serán muy buenos y necesarios, pero a mí lo que me hicieron fue decirme casi de un día para otro que diera clase delante de 25 alumnos con un perfil bastante definido. Casi todos mayores de 55 años y con un nivel cultural medio-alto. En mi inocencia pensé que me darían directrices, material o qué se yo. Nada de nada, allí te soltaban, solo ante el peligro

No había dado clase, salvo alguna conferencia suelta, en mi vida. Iba con los apuntes que no los soltaba ni loco y con más miedo que vergüenza. Y también había mucha vergüenza. Me ayudó, qué duda cabe, el haber estado cara al público durante diez años. En este caso fue de librero pero vale de dependiente de cualquier tienda, la cosa es tener contacto con la gente para ir fajándote.
Aprendiendo a hablar en público. Aula universitaria de la URJC. Fuente: GlocalPressURJC
Aula universitaria de la URJC. Fuente: GlocalPressURJC
Una clase hablabas de arte románico, a la siguiente de la Reconquista y a última hora de literatura del Siglo de Oro. Una absoluta locura. Evidentemente el material, apuntes y Power Point te lo montas tú, y si pensáis que hay días que tengo ocho horas de clase entenderéis a la “caña” que hay que preparar las cosas.

Cinco años después, realmente ya hace algunos años, soy capaz de hablar de manera fluida de hablar de casi cualquier cosa con un guion no muy extenso y me permito relacionar literatura con filosofía o historia. De tanto preparar cosas tienes un “fondo de armario” majo que te permite, como digo a mis alumnos “irme por las lindes”. Y creedme que lo agradecen mucho. Y miradlo por el lado contrario, yo también lo agradezco -incluso más- porque me han “obligado” a estudiar muchas cosas que enriquecen mi visión de la historia.

Personalmente, quede claro este punto, nunca me han gustado mucho esas conferencias donde el ponente lee una serie de folios. Me dan ganas de levantarme y cogérselos yo para leerlos y enterarme mejor. En esto hay grados, desde el que no levanta la vista del papel durante 15 folios y aquel que teniéndolos delante modula la voz y consigue crear cierta sensación de fluidez. Como veremos éste método tiene sus ventajas e inconvenientes.

Yo fue el método de utilicé en mi primera conferencia. Me aprendí el texto de memoria para leer lo menos posible. Lo pasé fatal y más, vuelve a ser preferencia personal, eso de que te obliguen a estar sentado me produce una sensación, podríamos decir, claustrofóbica. Me siento maniatado. Todo lo contrario a cómo me lo planteé cuando di una conferencia, muchos años después, sobre la película Häxan. Días antes de la conferencia estaba pensando cómo plantear la misma. Previamente había escrito un artículo sobre la misma que me había llevado meses de trabajo y llegué a una conclusión lógica. Con releer el artículo varias veces y preparar un Power Point con imágenes de la misma, poco guion me hacía falta. Sabía perfectamente de lo que hablaba.

Y aquí un inciso de lo que yo entiendo que tiene que ser un Power Point. Imágenes en un 95% y texto el mínimo imprescindible. Eso de leer lo que pone en la pantalla tampoco me gusta hacerlo. En mi opinión, la charla me quedó bastante apañada, pertrechado con un mando para pasar las diapositivas y pudiendo estar de pie pude disfrutar de la conferencia. Soy de los que no para quieto. También como explicaré esto tiene su parte negativa.
Mi peor pesadilla. Estar dando clase y que tu alumnado esté así. Fuente: ABC
Ventajas e inconvenientes de ambos modelos. El primer ejemplo,  leer,  te permite controlar el tiempo, te salva de quedarte en blanco y de llevar la conferencia bien atada. Inconveniente de leer, que es bastante monótono. Ventajas de mi sistema, mucha más frescura y dinámica, lo que te permite que la gente te preste más atención. Los inconvenientes obvios, se te puede escapar el tiempo cosa mala y pobre de ti como te quedes en blanco. Es un sistema que puedes utilizar si tienes tablas para ello.  Si os cuento en quien me fijo os vais a reír. Puedo decir uno más académico, que son ejemplos como estos que he podido disfrutar en la plataforma TED, estos tíos son unos genios dando conferencias.

El otro es mucho menos académico y no es otro que el genial e inteligentísimo cómico Iñaki Urrutia. Cuando sube al escenario parece que está hablando como si tal cosa el monólogo, que es la primera vez que lo dice. Y ahí está la gracia en este caso porque, obviamente, detrás hay muchísimo trabajo. Incluso las equivocaciones no son tales y están pensadas al milímetro. Si veis un mismo monólogo en youtube en diferentes escenarios os daréis cuenta de ello y del trabajo que hay detrás. Evidentemente yo no tengo que hacer reír, pero sí que valoro mucho la forma de contar y la supuesta espontaneidad del discurso.
Aprendiendo a hablar en público: Iñaki Urrutia durante una de sus actuaciones. Fuente: Comedy Central
Iñaki Urrutia durante una de sus actuaciones. Fuente: Comedy Central

Como decía, la charla de Häxan me quedó decente pero me excedí de tiempo, lo que tampoco es bueno que ocurra. También, al no leer un guion tiendes a hablar, en mi caso, demasiado deprisa. No de manera horrible, pero sí un aspecto a mejorar. 


Cartel Pint os Science 2017
La oportunidad para ajustar todo ello me llegó en la Pint of Science 2017. El tiempo era muy limitado, 20 minutos, había que ajustarse a él, y en un bar no te vas a sentar a leer la conferencia. De nuevo guion con los puntos más importantes y Power Point. En este caso lo que hice fue “dar la conferencia” en casa varias veces para ver si me ajustaba al tiempo. Nunca es exactamente el mismo discurso, pero comprobé que me ajustaba al tiempo. En breve podréis decir si he conseguido dar una conferencia decente.

En definitiva. Como historiadores tendréis por fuerza que dar conferencias. Mi camino no ha sido, ni de lejos, el más ortodoxo, pero como diría el tango Arroz Blanco, “es el que me ha tocao”. 

Si os puede servir mi humilde experiencia este post habrá cumplido su cometido. Cada uno tendrá que buscar su método; algunos acudiréis a cursos de oratoria o leeréis libros al respecto y otros aprenderéis como yo a base de años prueba y error. Todos los caminos son válidos si al final el objetivo se alcanza.

PD: Nota de Juan. Sigue pendiente el hablar más despacio. Siempre hay algo que mejorar.

Comentarios

Entradas populares