Nikola Tesla, el genio que iluminó el mundo
El científico no busca un resultado inmediato. No espera que sus ideas avanzadas sean fácilmente aceptadas. Su deber es sentar las bases para los que vendrán, señalar el camino.
Como algunos de ustedes sabrán ya, se ha inaugurado hace unos días en la Fundación Telefónica de Madrid una exposición sobre el genial Nikola Tesla, que intentaré visitar en breve, ya que el protagonista de la misma me parece un personaje fascinante.
La historia no ha tratado bien a Nikola Tesla, pese a ser uno de los grandes genios de la tecnología. Puede que esto se deba a haber formado parte del bando de los perdedores, a pesar de sus grandes contribuciones a la tecnología. En todo caso, su figura no pasa desapercibida una vez que uno se aproxima a la misma, y en la comunidad científico-técnica le guardamos un lugar de honor.
Nació en Smiljan, Croacia (entonces imperio austrohúngaro) en la medianoche del 10 de julio de 1856, hijo de un sacerdote ortodoxo. Desde pequeño demostró tener una memoria fotográfica, aunque la educación recibida sin duda contribuyó a ello, pues en la región eran habituales los retos memorísticos. En todo caso, se dice que hasta una edad bastante avanzada nunca necesitó usar planos de sus diseños, pues los tenía archivados en su cabeza.
Nikola Tesla
Nikola Tesla (Wikimedia) |
La historia no ha tratado bien a Nikola Tesla, pese a ser uno de los grandes genios de la tecnología. Puede que esto se deba a haber formado parte del bando de los perdedores, a pesar de sus grandes contribuciones a la tecnología. En todo caso, su figura no pasa desapercibida una vez que uno se aproxima a la misma, y en la comunidad científico-técnica le guardamos un lugar de honor.
Nació en Smiljan, Croacia (entonces imperio austrohúngaro) en la medianoche del 10 de julio de 1856, hijo de un sacerdote ortodoxo. Desde pequeño demostró tener una memoria fotográfica, aunque la educación recibida sin duda contribuyó a ello, pues en la región eran habituales los retos memorísticos. En todo caso, se dice que hasta una edad bastante avanzada nunca necesitó usar planos de sus diseños, pues los tenía archivados en su cabeza.
En 1875 comenzó sus estudios de ingeniería eléctrica en Graz (Austria); no está claro si se graduó o abandonó los estudios prematuramente. En 1878 comenzó a trabajar en Maribor (Eslovenia), como ayudante de ingeniería. Tras una crisis nerviosa, retomó los estudios, esta vez en Praga, aunque tampoco se sabe si acudió sólo como oyente o llegó a completarlos. En 1880 trabajaba para la compañía de telégrafos en Budapest.
Lo que sí está claro es que en 1882 comenzó a trabajar en París como ingeniero en la Continental Edison Company, donde dejó impresionado a Charles Batchelor, ingeniero inglés y jefe de la planta, que dio una carta de recomendación a Tesla, dirigida a Edison. Dicha carta decía: conozco a dos grandes hombres, usted es uno de ellos; el otro es este joven.
Así pues, en 1884 Tesla llegó a Nueva York, (ciudad que le causó gran impacto, sobre todo cuando le robaron el equipaje nada más llegar), y comenzó a trabajar para Thomas Alva Edison, el genio de Menlo Park, padre de la bombilla, el fonógrafo, el altavoz, el micrófono del teléfono, etc. Aunque Edison era defensor de la corriente continua, en oposición a la alterna que ya defendía Tesla, le contrató, y, tras confiarle algunos de los problemas más complicados de la compañía, le propuso pagarle 50.000 $ (de entonces), si mejoraba la eficiencia de sus motores.
A Tesla le robaron, tal como dice la pizarra en este capítulo de House (Fotolog) |
Tras ello fundó su propia empresa, la Tesla Electric Light & Manufacturing, pero fue pronto depuesto de la misma por los inversores, que no terminaban de confiar en la corriente alterna. Quien si lo hizo fue George Westinghouse, quien le contrató en su empresa para desarrollar un sistema de transmisión de energía a larga distancia, lo que sólo podía hacerse mediante corriente alterna.
Esta colaboración desencadenó la llamada guerra de las corrientes entre ambos sistemas. Esta "guerra" dio lugar a espectáculos esperpénticos, como Edison electrocutando animales (¡hasta un elefante!) usando corriente alterna, para demostrar su peligrosidad... lo cual acabó dando lugar a la silla eléctrica como forma de ejecución.
Pero finalmente, la corriente alterna fue la vencedora, ya que era mucho más eficiente. Tesla recibió de Westinghouse la oferta correspondiente por sus patentes y un porcentaje de los beneficios por cada caballo de potencia generado con su sistema; pero, a la hora de la verdad, el pago era inviable pues hubiera arruinado a la compañía. Tesla, agradecido por el trato dispensado por el empresario, le perdonó una deuda que le hubiera convertido en multimillonario.
Tesla en su laboratorio de Colorado Springs (Wikimedia) |
La torre Wardenclyffe puede que sea el mayor símbolo asociado a Tesla: diseñada en 1901 y contruída para la transmisión inalámbrica a largas distancias, sufrió varios incendios y tuvo que ser cerrada por falta de financiación, ya que los inversores empezaron a apostar por la radio de Marconi. La torre nunca fue finalizada totalmente, y además fue saqueada, hasta su abandono en 1917, aunque ahora existe cierto esfuerzo de restauración de la memoria de Tesla en torno a la misma. Por cierto, que Marconi usaba la tecnología de Tesla: hasta 17 patentes. Hasta 1943 no se reconoció a Tesla como verdadero padre de la radio por parte de los juzgados estadounidenses.
Torre Wardenclyffe o torre Tesla (Wikimedia) |
Tan genial como excéntrico, falleció en Nueva York el 7 de enero de 1943. "Curiosamente", muchos de sus documentos pasaron muchos años requisados por el gobierno de EEUU, y algunos aún lo están. En 1960 se puso su nombre a la unidad de inducción magnética.
La cosa es que además de un genio de la tecnología (y un poco loco, como todos los genios), según su amigo Hawthorne poseía una grandiosa cultura. Ingeniero, poeta, filósofo, melómano, políglota y buen gastrónomo. Yo diría que bastante aproximado al ideal que defendemos acerca de poseer una buena base tanto en ciencias como humanidades para poder proclamarse una persona realmente culta, ¿no?
La principal fuente para este post ha sido el libro Nikola Tesla, el genio al que robaron la luz, de Margaret Cheney.
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