Del palo afilado a la ciberguerra: la tecnología en el campo de batalla (y VII)

No sé con qué armas se luchará en la III Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la IV: piedras y palos.
Albert Einstein

Hola a todos. Despedimos hoy la serie sobre tecnología militar que nos ha acompañado durante una buena temporada. Hemos visto como, a los seres humanos, lo de liarnos a palos unos con otros se nos da bastante bien desde los tiempos más remotos; y que, conscientes de que la ventaja tecnológica es tan importante como la estratégica y más que la ventaja numérica, nunca ha dejado de haber avances en la misma, bien sean buscados ex profeso, bien como aplicaciones de una tecnología más genérica.

El pulso entre Jrushchov (representando a la URSS) y
Kennedy (representando a EEUU). Imagen de Cartoones.
Habíamos llegado en la anterior entrada hasta la Segunda Guerra Mundial. La segunda mitad del siglo XX se vio marcada por un gran conflicto geoestratégico, la llamada guerra fría. La URSS, por un lado, y los EEUU, por otro, alinearon a la mayor parte de los países en dos bandos irreconciliables. Esta partida de ajedrez produjo momentos de gran tensión (como la crisis de los misiles; muy recomendable al respecto el visionado de una película que pasó muy desapercibida, Trece días), así como materialización en múltiples conflictos de carácter local: Corea, Vietnam, Afganistán, Oriente Próximo, etc.

La carrera tecnológica entre ambos bloques se vio materializada en una escalada en cuanto al número de armas nucleares que, en el fondo, garantizó el no estallido de un conflicto catastrófico, debido al principio de Destrucción Mutua Asegurada (ver la película Juegos de Guerra).

Paradójicamente, otro aspecto de esta escalada tecnológica se materializó en la carrera espacial, que produjo múltiples beneficios científicos y técnicos, además de tener un trasfondo militarista que se vería bastante claro en los años 80, con el programa “Guerra de las galaxias”, que aún colea bajo la forma del famoso escudo antimisiles.

Por supuesto, la guerra convencional no dejó de evolucionar: los cada vez mejores carros de combate o cazas así lo atestiguan. En Israel los Merkava se consideran los carros más seguros del mundo para la tripulación, pues lo que consideran irremplazable en el país es a los soldados de elite que la componen; los Leclerc franceses se diseñaron a finales de los 80 para ser capaces de combatir con una desventaja 7-1 frente a las tropas del Pacto de Varsovia, aunque, por suerte, la caída del bloque soviético producida en aquellos años nos permitió evitar comprobar si el cálculo estaba bien hecho.

Escuadrilla de Eurofighters. Imagen de Fighter Planes Mania
En el aire, los MIG soviéticos fueron (y son) tan temibles como la respuesta occidental, el Eurofighter. La munición, lógicamente, también ha sufrido un desarrollo en consonancia, llegando a la MOAB, de la que hay dudas acerca de que se pueda considerar arma convencional y no de destrucción masiva.

En todo caso, estos ejemplos son evoluciones de armamento previamente existente, al igual que la bomba de hidrógeno se puede considerar una evolución de la bomba atómica. Tal vez uno de los mejores ejemplos de nueva tecnología bélica en este periodo sea el napalm, que, aunque realmente inventado durante la Segunda Guerra Mundial, toma un fuerte protagonismo durante la guerra de Vietnam; además, todo hay que decirlo, nos remite al fuego griego, del que ya hablamos. Por su parte, el Kevlar, material inventado en 1965, entra en la carrera armamentística al ser hoy día una pieza fundamental de distintos tipos de blindajes.

Tras la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS, el panorama geoestratégico se ha visto fuerte alterado; la carrera atómica ha remitido, aunque algunos países aun persigan la construcción de este armamento, y parece que nadie es capaz de, tecnológicamente, superar el poderío de los EEUU. Sin embargo, en los últimos años ha surgido un tipo de guerra previamente desconocido, y que veremos (por desgracia) evolucionar en los siguientes: se trata de la ciberguerra.

Este conflicto, hasta la fecha, no ha producido los daños materiales y humanos de la guerra convencional, pero tiene una pasmosa capacidad de alterar las comunicaciones del enemigo, acceder a sus secretos y llegar a paralizar temporalmente sistemas clave, incluyendo los civiles. Dejando aparte exageraciones hollywoodienses como las vistas en la película La jungla de cristal 4, un grupo de expertos podría llegar a generar bastantes problemas de conseguir algún tipo de control sobre la red de otro país.

Portada de la revista Time, en 1995
Imagen de Time Magazine.
Lógicamente, los ejércitos mundiales son conscientes de este riesgo; en la industria de las TIC tenemos bastantes sospechas de que los expertos militares han conseguido ya resolver problemas de seguridad, cifrado, robustez, eficiencia energética, etc. de las comunicaciones que en el sector civil aun tardaremos años en solucionar.

 Y es que, insisto, son conscientes del daño posible; durante la guerra de Kosovo, en 1999, Serbia lanzó el primer ataque cibernético organizado del que se tiene constancia contra diversos sistemas de los aliados. Taiwán, en 2003, se vio atacado (supuestamente por China) en los sistemas de bolsa, hospitalarios y de control de tráfico, generando un caos temporal. Estonia, en 2007, sufrió un ataque, presumiblemente ruso, que afectó seriamente a su sistema financiero, ampliamente descrito y estudiado. Los ejemplos surgen continuamente.

Como ven, este campo de batalla es totalmente nuevo: tanto, que Estonia cuenta con una impresionante fuerza de 2 expertos para su defensa cibernética (imaginamos que por detrás habrá bastante más “tropa”). Tan nuevo, insisto, que aún se desconoce el daño real que puede generar un ataque coordinado (un Pearl Harbor cibernético), aunque sea como apoyo de una ofensiva convencional.

La cuestión es que el Pentágono empieza a tomarse esto muy en serio; la existencia del grupo Anonymous es significativa como ejemplo de las capacidades de un grupo de expertos, pero  no se considera que sean realmente una amenaza como la que puede suponer China, quien está apostando seriamente por esta táctica. Existen datos de múltiples ataques a empresas norteamericanas realizados desde Shangai, lo cual está haciendo que el Cyber Command lidere contraataques, y proteja fuertemente las redes asociadas a sectores estratégicos. Tanto está cambiando las reglas de la guerra, que está en desarrollo un manual de la OTAN donde, bajo ciertas circunstancias, los hackers civiles se considerarían blancos legítimos.

En resumen, que estamos en los comienzos de una escalada bélica poco convencional (hasta “maniobras digitales” se hacen) y de la que es muy difícil prever las consecuencias. A modo de anécdota, se sabe que uno de los objetivos chinos es hacerse con la fórmula de la Coca Cola, uno de los secretos industriales mejor conservados durante años; y no es que la gente fuera a empezar a comprar la “Chino Cola” equivalente, pero sería un golpe psicológico significativo. Puede que los historiadores del futuro estudien este tema con la misma pasión que las guerras púnicas; les recomiendo que no pierdan el hilo.

A modo de cierre de esta serie, les dejo, a como recopilación, los 40 avances más significativos en la tecnología bélica a lo largo de la historia:

1. Arco y flecha: 17.000 a.C.
2. Carros: 3.500 a.C.
3. Armas de bronce: 3.000 a.C.
4. Armas de hierro: 1.500 a.C
5. Trirremes: 500 a.C.
6. Catapulta: 400 a.C.
7. Estribo: 100 d.C
8. Fuego griego: 673 d.C.
9. Herradura: 770 d.C.
10. Ballesta: 1050 d.C.
11. Arco largo: 1200 d.C.
12. Pólvora: 1300 d.C.
13. Brújula: 1400 d.C.
14. Arcabuz: 1450 d.C.
15. Galeón: 1510 d.C.
16. Mosquete: 1565 d.C.
17. Bayoneta: 1640 d.C.
18. Navío de línea: 1700 d.C.
19. Fusil: 1710 d.C.
20. Revólver: 1835 d.C.
21. Torpedo: 1836 d.C
22. Cartucho: 1840 d.C.
23. Carabina: 1860 d.C.
24. Ametralladora: 1862 d.C.
25. Acorazado: 1875 d.C.
26. Submarino: 1888 d.C
27. Avión: 1903 d.C.
28. Portaaviones: 1912 d.C.
29. Granada de mano: 1914 d.C.
30. Armas químicas: 1914 d.C.
31. Carro de combate: 1917 d.C.
32. Radar: 1935 d.C.
33. Jeep: 1940 d.C.
34. Helicóptero: 1942 d.C.
35. Napalm: 1942 d.C.
36. Misil: 1944 d.C.
37. Fusil de asalto: 1944 d.C.
38. Bomba atómica: 1945 d.C.
39. Kevlar: 1965 d.C.
40. Ciberguerra: 1999 d.C.

Visto lo visto, que nos sea leve….

Fotograma de la mítica "2001: una odisea en el espacio". Los homínidos descubren el uso de un hueso
como arma... y desde entonces, nos hemos empeñado en mejorar ese hueso.
Imagen de Fogs' Movie Reviews.

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