Homo Historicus, de Ad Absurdum

Portada del libro
Dice la contraportada del libro que nos ocupa que el ser humano es la única especie consciente de su historia. En mi casa la frase equivalente (muy adecuada para soltarla en la visita anual al cementerio durante Todos los Santos) es que somos la única especie que colecciona muertos.

La idea subyacente es la misma, pero hay una diferencia fundamental, ya que a nivel familiar lo que impera no es la historia... es la memoria. Conceptos muy diferentes, aunque en algún diccionario nos los ofrezca como sinónimos; y es una de las múltiples diferencias, matices, conceptos y aclaraciones que nos dan desde Ad Absurdum (pseudónimo que, como Carmen Mola, es uno y trino) en su último libro: Homo Historicus: descubre el historiador que llevas dentro.

En su cuarto libro, estos chavalotes murcianos hacen un cambio de tercio respecto a sus obras previas, y pasan de contarnos hechos históricos a explicarnos que "la historiación no se ace sola, ahi que acerla". En mi caso concreto (ya sabrán los asiduos de este blog que soy el único no historiador del equipo) me ha venido muy bien para repasar y afianzar algunos conceptos que, por tantos años rodeado de historiadores, ya conocía, pero nunca me habían explicado de manera formal, que es lo que pasa cuando te explican estas cosas entre cerveza y cerveza. Formal con el tono habitual de humor de los autores, claro, que cambian de enfoque pero siguen teniendo claro que la letra con risa entra.

Por otra parte, siempre es bueno encontrar bien explicado, desde la perspectiva de la historia, un punto común (uno de los múltiples, realmente) entre las ramas de ciencias y de humanidades: la necesidad de detectar a los magufos. Pseudohistoriadores (u homeohistoriadores, término acuñado por Ad Absurdum), en el contexto que nos aplica... esa gente que dice que las pirámides las construyó E.T., que la cronología entera está radicalmente errada porque patatas, o cualquier gilipollez teoría no fundamentada equivalente, y de muchos de los cuales hemos hablado nosotros mismos en nuestra sección "Antología del disparate".

Pero ojo, que el libro no está pensado solamente para frikis de la historia o de la metodología, ni mucho menos; además del tono humorístico habitual (lo cual ya lo hace recomendable en muchos contextos), es una buena lectura para cualquiera que quiera aprender lo fundamental sobre la disciplina. De hecho,  ya que el cometido original de nuestro blog fue ayudar a los estudiantes de historia, o a quienes están planteándose seguir esta carrera, debemos recomendarles el libro fuertecito, ya que les ayudará a aterrizar conceptos que se van a encontrar, identificar errores que no deben cometer y retos a los que se van a enfrentar.

El poker de ases de Ad Absurdum

Y la verdad es que todos cometemos errores en esta materia; en las redes sociales estamos hartos de encontrarnos gente (de distinta tendencia u origen, que ciertas características humanas son transversales) que sienta cátedra sobre historia cuando lo que sabe es lo que aprendió juntando el reverso de los sobres de azúcar, como el abuelo Simpson. 

Pero incluso quienes más saben no son infalibles, porque, al fin y al cabo, la historia no es una disciplina exacta, y cualquier aproximación a ella, por buena que sea, es una simplificación. Obviamente, los buenos profesionales de la materia no caen en errores burdos, pero son humanos, e hijos (e hijas, claro) de su tiempo. Y además, dirán con humildad "no lo sé" cuando así sea.

Cosa que, evidentemente, jamás dirá el el tocahuevos polemista de guardia, que siempre lo sabe todo, sea sobre la higiene en la corte de Leonor de Aquitania, sobre el armamento usado por el ejército soviético en la guerra de invierno contra Finlandia o sobre la brujería en Renania en el siglo XVI; y además, tras soltar sus cuñadeces perlas añadirá un rebuzno exabrupto del tipo "a ver si leemos más". Por supuesto, si se le piden fuentes que respalden sus afirmaciones, nos acusará de academicistas, elitismo o titulitis. Lo de "facha" o "rojo", dependiente mucho más de los símbolos que exhiba el susodicho en su perfil que de los que luzcan en el nuestro, lo damos ya casi por descontado.

Así que si no quieres ser como esta peculiar fauna, lo mejor es tener una cultura básica sobre todo esto, intentar reconocer todos los puntos resbaladizos y tener los mecanismos (aun a nivel básico) para no caer en errores comunes. ¿Pero de qué errores hablamos? Más allá de las burradas que se leen con las polémicas recurrentes (centrándonos en España) sobre la Guerra Civil, la conquista y europeización de América, la toma de Barcelona en 1714, etc., de lo que hablamos es de los errores de método y los sesgos: el presentismo (en el que todos caemos en distinta medida), la idealización del pasado, el eurocentrismo, la identificación selectiva o excesiva con los ancestros, las falacias lógicas, la elección y uso de las fuentes, etc. Vamos, que, aunque no sea una ciencia, la historia se enfrenta a retos similares a los de las disciplinas científicas. Así que un poquito más de respeto por ella, que se lo ha ganado.

En fin, que un texto de lo más recomendable para cualquiera que tenga interés por aprender lo básico de la Historia como disciplina seria. ¿Lo peor que tiene? La lista de recomendaciones que dan. Más que nada porque si mi pila de libros pendientes ya era de la altura de un ala-pivot, con los títulos aconsejables que mencionan (y encima explican el porqué) creo que directamente necesito comprar una casa con el techo más alto.

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