La revolución de las mujeres a principios del siglo pasado. Una historia para la reflexión

Hola a todos:

Siempre nos dicen que leer es bueno, que es necesario. Cierto, pero también es un esfuerzo intelectual, maravilloso pero esfuerzo, que nos pone ante verdades incómodas. Interrogantes que nunca cesan. 

La realidad con la que convive el historiador es así; las noticias, los acontecimientos a nivel mundial, también afectan a nuestra percepción histórica. Sin duda, y mira que ha sido un año convulso, la noticia para mí de lo que va de 2018 fue la pasada y multitudinaria celebración en España del Día de la mujer y la huelga convocada a tal efecto. 
Espectacular foto aérea de la manifestación en Madrid. Fuente: El País.
Algo ha cambiado, o al menos está empezando a cambiar ya de manera evidente. No sé si el cambio será para mejor o peor, escarmentado ando de revoluciones que se iniciaron para acabar con un rey absolutista o un tirano y terminaron con un dictador distinto o con el caos. Espero, por supuesto, que acabe  bien. La igualdad ya no es un deseo sino una imperiosa necesidad.

Pues mi sorpresa al respecto vino, aunque ya había leído algo al respecto, cuando en el fantástico libro de Philipp Blom Años de vértigo. Cultura en cambio en Occidente, 1900-1914, se nos retrata ése cambio de siglo que a muchos gustó de manera excitante y a otros les produjo un profundo miedo y desconfianza. Y el cambio más profundo que se dio a principios del siglo XX fue en torno a las relaciones entre hombres y mujeres, aunque conviene matizar que no ocurrió de igual manera en todos los países europeos.
Detención de la líder sufragista Emmeline Pankhurst. Fuente: almendron.com
Las mujeres del cambio de siglo estudiaban o pedían hacerlo de manera vehemente, comenzaban a ganar dinero, a pedir su ineludible derecho al voto y, sobre todo, pusieron en tela de juicio que en la era industrial la fuerza física o las virtudes marciales tuvieran importancia alguna.

¿Cómo reaccionó el hombre? Con angustia, con miedo, reestableciendo los valores más tradicionales. Las calles se llenaron de gallardos hombres uniformados y de duelos entre caballeros. Y esto ocurría al tiempo que los mismos comenzaron a quejarse de agotamiento y nerviosismo -la histeria quedaba reservada para las mujeres- que llevaron a muchos de ellos a sanatorios o, directamente, a instituciones psiquiatricas para curar lo que eufemísticamente se llamó "enfermedades masculinas".

En Francia el temor y la angustia se acrecento al constatar la bajada de la fertilidad en su nación, siendo la causa motivo de debate. Las francesas ya no tenían hijos como antes y con todo no era lo peor. Es que los hombres tampoco parecían contar con la capacidad engendradora de sus gloriosos antepasados. Algunos llegaron incluso a afirmar que los hombres se habían vuelto estériles, por lo que Francia desaparecería en 100 años bajo la mayor capacidad reproductiva de los hombres de sus colonias.

Todo esto resulta extrañamente familiar, ¿no os parece? Reconozco que una sonrisa irónica se me escapa al leer esto.  Con ello no pretendo dar lecciones con aquello de que la Historia es maestra de la vida. Tampoco pretendo opinar sobre la sociedad en la que vivimos. Como historiador, lo que pretendo es daros algunos humildes recursos para que podáis valorar el cambio en el que nos vemos inmersos.

Un saludo a todos.

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