¿Cómo nos afecta la neutralidad de la red?


Un neutro sabio no se une a ninguno de los dos partidos, pero usa ambos para sus propios intereses
William Penn

Hola a todos. El tema de hoy tal vez no le suene de nada a muchos de nuestros lectores, al menos con este nombre. De hecho, es relativamente poco frecuente que haya oído hablar de él alguien que no pertenezca al mundo de las telecomunicaciones; salvo tal vez, claro, disciplinas hermanas como la informática o la electrónica.

Sin embargo, la neutralidad de red es muy importante en nuestra tecnificada sociedad actual. Cada vez dependemos más de las redes de datos para nuestro día a día, y la pérdida de esta neutralidad nos afectaría gravemente.

Pero, ¿en qué consiste dicha neutralidad? En el contexto en que pretendo moverme, es decir, para no expertos, hablaremos de la misma para referirnos a una separación clara entre el acceso a la red y los contenidos que circulan por la misma. Dicho de otra forma, la tecnología que nos permite acceder a Internet no debe limitar el acceso a los servicios o datos requeridos por el usuario. Salvo, lógicamente, en el caso de actividades ilegales tipificadas. Este video les ayudará a entender el tema:

Reconozco que, desde un punto de vista técnico, la neutralidad de la red en un sentido estricto hace tiempo que no es pura. Esto se debe a la existencia de tráfico que, con diversas técnicas, se prioriza sobre otro; es el caso del multimedia (streaming, videoconferencias, etc.), puesto que es un tráfico que se ve fuertemente afectado por el retardo; con lo cual, es preciso darle preferencia a estos datos sobre otros que no sufren degradación de la calidad del servicio si hay cierta discontinuidad. Sin embargo, es importante matizar que estas técnicas están destinadas a dar mejor calidad a los servicios que lo precisan, no a censurar contenidos o limitar el acceso a aplicaciones, que es de lo que me gustaría hablarles hoy realmente.


La motivación para hablarles de este asunto viene de las tendencias actuales de la legislación en distintos países, de las que seguro que sí están al tanto, así como de la pretensión de muchos operadores de romper la misma. En el primer caso hablamos del enfoque de la ley Sinde en España, o las leyes SOPA/PIPA en EEUU. Si bien es lógico que se busque el minimizar el daño producido por la llamada piratería, en ambos casos se modifica el marco legal de forma que se criminaliza al usuario y se dificulta el uso de estas tecnologías para generar conocimiento libre, nuevos servicios, etc. Por su parte, las grandes corporaciones son capaces de influir en los gobiernos para adaptar las legislaciones a su favor, dificultando la aparición de competencia, y, posiblemente, priorizando contenidos comprados a ellos mismos sobre los procedentes de otras ubicaciones.

Wikipedia, "en huelga" el 18/01/12
Como ya sabrán, el pasado día 18 de Enero de 2012, parte de las empresas que lideran nuestra actual concepción de una Internet libre, como Google o Wikipedia, protestaron contra la ley SOPA realizando un “apagón” en sus versiones locales. Y es que aunque nos pretendan decir otra cosa, las consecuencias de estas legislaciones son importantes para la red y sus empresas. Dejemos que el siempre genial Quino nos lo explique como él sabe en este enlace.

Echando más leña al fuego (gasolina, más bien), al día siguiente de esta “huelga”, el FBI organizó una operación internacional que se saldó con el cierre de Megaupload y la detención de sus máximos responsables. El hecho de que una empresa con sede en Hong Kong y dirigida desde Nueva Zelanda sea intervenida por una agencia estadounidense es, cuando menos, llamativo. Esto generó, y no creo que sorprendiese a nadie, una respuesta de la red Anonymous, que atacaron diversas páginas web del gobierno de EEUU y de corporaciones que apoyan la legislación SOPA / PIPA. Si bien el motivo de la violación de los derechos de distribución (que no de autor) de películas puede ser motivo suficiente para, al menos, abrir una investigación, montar una operación digna de una película de 007 y lanzar una campaña de linchamiento mediático da, como mínimo, qué pensar. Además que el motivo real de esta acción ejemplar parece, en el fondo, ajustarse más a la evasión de impuestos por parte de los responsables que a temas de copyright. Suscita, además, preguntas cómo qué pasa con los derechos de la gente que distribuía material  totalmente legal o tenía contratado un servicio de pago, así cómo qué podemos esperar en torno a otras páginas similares, las cuales están poniendo sus barbas a remojar eliminando contenidos a marchas forzadas.

Sería lógico que los lectores a los que se dirige habitualmente este humilde blog se pregunten a estas alturas del artículo como les puede afectar este tema en lo profesional. La respuesta es que, como a todos, de forma decisiva. Imaginen que la posibilidad actual de examinar documentos históricos importantes para su investigación se ve limitada por esta legislación; por ejemplo, que un libro, poco menos que imposible de localizar de forma física, deja de estar disponible en la red por una mala interpretación de los derechos al respecto. También cabría la posibilidad de que algún proveedor nos comience a cobrar como un plus el derecho a usar un buscador especializado de documentos antiguos ajeno a su red. Ni que decir tiene que si además nos encontramos distintas legislaciones en función de la ubicación geográfica de los equipos, la situación podría volverse surrealista.

El tema, como pueden imaginarse, da para mucho. Si lo piensan fríamente, es un debate propio de nuestros tiempos; en el pasado siglo XX los sistemas culturales del occidente democrático y el oriente socialista representaron la lucha entre la libertad y la igualdad. Los cambios sociopolíticos de las últimas décadas han hecho que el siglo XXI se esté planteando como el marco de una pugna entre la libertad y la seguridad (económica, física, social, etc.); puesto que no hay antecedentes históricos sobre cómo afecta a ambos aspectos la existencia de una red global de información, resulta incluso lógico que gobiernos y corporaciones avancen en este sentido bastante a tientas.

Como se pueden suponer, no está nada claro dónde resulta lógico poner la frontera a la hora de legislar algo que está en continuo cambio; en mi opinión, se trata de un sistema que está condenado a la autorregulación a través de los cambios de modelos de negocio y paradigmas de forma dinámica. La legislación siempre irá un paso por detrás de la tecnología, y, por tanto, no debería actuar como lastre al desarrollo de las TIC.

Si quieren profundizar más en este tema, aquí les dejo un manifiesto, así como una explicación detallada de los conceptos implicados y el debate generado. Aunque en ocasiones pueda parecer lo contrario, a la larga, que todos tomemos conciencia y se genere un debate razonado, funciona. De momento, en EEUU la ley SOPA quedará, temporalmente, “en la nevera” debido a la falta de consenso sobre la misma; esto se hizo manifiestamente patente con los ya citados hechos en torno a Megaupload.

Tal vez, como cantan los escoceses en su Flower of Scotland, consigamos enviar a Eduardo el Orgulloso de vuelta a casa, para pensárselo de nuevo…

Cuídense.

Juan.

Comentarios

  1. Bufff con mal ejemplo terminas... MUy lejos no enviaron a Eduardo y a Inglaterra los compadres de Braveheart y los boys de Trainspotting.
    Esperemos que nos vaya mejor con esto de la SOPA envenenada y la muerte de Megaupload que sólo encubre proteccionismo económico sobre la futurible comercialización de los mismos contenidos,otrora gratuitos, en I-cloud.

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    Respuestas
    1. Bueno, volver volvieron, pero desde luego se llevaron una sorpresa cuando pensaban que iba a ser un paseo por las highlands... Lo importante es plantar cara.
      Sobre lo que comentas, es probable, pero hasta ahora los modelos de negocio basados en "jardín vallado" no han ido demasiado bien a largo plazo. Lo de Megaupload creo que más bien va por el tema de evasión de impuestos, poniendo ante la opinión pública como emblema los temas de copyright. Fácil no lo van a tener...

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